CARTA ABIERTA

María Eugenia: se puede aprender de los errores

Por Myriam Chávez de Balcedo
Directora del diario Hoy

Respeto tu investidura como gobernadora, pero sabrás que mi edad me permite tomarme algunas licencias. Entre ellas, tutearte. María Eugenia, a pesar de que somos de diferentes generaciones, nos asemejan varias cosas. Ambas somos madres (en algunos años seguramente serás abuela como yo)  y también somos nietas de inmigrantes. Tenemos marcado a fuego el esfuerzo que hicieron nuestros antepasados cuando vinieron a nuestro a país a hacerse la América, huyendo de la pobreza y de la hambruna que asolaba a Europa.

Mi abuela era oriunda de España. Tuvo 13 hijos y vino a la Argentina con una mano atrás y otra adelante. Pese a que casi no sabía leer ni escribir, aprendimos a partir de su ejemplo de trabajo, sacrificio y honradez. Creo que algo similar sucedió con tu familia. En tu primer discurso como gobernadora, ante la asamblea legislativa, he visto como te emocionabas hasta las lágrimas al recordar a tu abuela Corina, una inmigrante italiana, de quien dijiste: “lavó y planchó para afuera, acompañó a su marido portero. Cuando me entregaron el título universitario estuvo orgullosa de tener su primer diploma en la familia".

Por eso, ante estas palabras, hablándote desde mi lugar de madre y de abuela, me cuesta entender cómo tu gobierno acaba de instrumentar una medida tan cruel como es la de descontarle hasta el 80% de sus haberes a miles y miles de auxiliares, especialmente a mujeres que son cabeza de familia, que trabajan haciendo la misma tareas que tus abuelos. Es decir, se dedican a la tarea de limpiar las escuelas y a darle de comer, todos los días, a cinco millones de chicos –en su enorme mayoría provenientes de familias que viven en la pobreza o la indigencia- como si fuesen sus propios hijos.

¿Qué hubieses pensado, María Eugenia, si a tus abuelos les hubieran aplicado la misma medida que está instrumentando tu propio gobierno? ¿Qué fin político o económico puede justificar semejante atropello contra personas que vienen cobrando un promedio de $7300 por mes y sólo están pidiendo que haya una instancia de diálogo? Quiero creer, María Eugenia, que estás siendo mal asesorada. Seguramente algunos de tus funcionarios, especialmente en la Dirección de Escuelas, te están informando con maldad, en complicidad con algunos dirigentes sindicales que desde hace varios lustros vienen condenando a sus propios compañeros a la miseria a cambio de mantener sus oscuros negociados en la administración pública.

Como esposa de un dirigente del movimiento obrero, con quien estuve casada durante más de 50 años, conozco a muchos de estos personajes. Por eso, me permito advertirte que no tardarán en traicionarte. Así lo indican sus antecedentes. Sin ir más lejos, fueron los principales impulsores de la candidatura de Aníbal “La Morsa” Fernández. Y son los mismos que llevaron a que, en el IOMA, se malversarán miles de millones de pesos en negociados con medicamentos de alto costo que eran vendidos clandestinamente en farmacias bonaerenses, en momentos en que diariamente los afiliados -que padecen enfermedades terminales- tienen enormes dificultades para acceder a remedios oncológicos y a las más elementales prestaciones médicas. 

Resulta alarmante ver cómo el ajuste que se aplica en la Provincia se lo quiere hacer pagar a los que menos tienen, a los más indefensos. Por ejemplo, ¿qué tipo de ecuación económica lleva a recortar cupos en los comedores escolares o a comprar leche de tercera calidad que termina intoxicando chicos, como sucedió en Bahía Blanca?

Mientras esto sucede, las cajas negras de la política bonaerense se mantienen inalterables a punto tal que los bingos y las tragamonedas, que debería ser del Estado, siguen en manos de un puñado de empresas amigas del poder que saquean las economía locales. La estatización del juego, como muchas veces dijimos en nuestro diario, podría aportar los fondos que hacen faltan para cubrir algunas de las necesidades más urgentes de la Provincia.

Como sabrás María Eugenia, desde hace años en el diario Hoy venimos denunciando sin pelos en la lengua los infames negociados y el saqueo sistemático que han hecho los gobiernos de turno. Fuimos mucho más allá de la mera tarea periodística ya que aportamos pruebas concretas en la Justicia para que funcionarios corruptos de la era K, como el ex titular de la AFIP, Ricardo Echegaray, terminen tras las rejas.

En ese sentido, todos los argentinos que aspiramos a que haya un cambio en  la Argentina, recibimos como una buena noticia que el testaferro Lázaro Báez termine en la cárcel, como sucedió ayer. Pero el árbol no puede tapar el bosque: Báez y los Kirchner no hubiesen podido hacer lo que hicieron sin la complicidad de la AFIP y hoy Echegaray lamentablemente ni siquiera está procesado. Con los corruptos no se negocia.

María Eugenia, sinceramente, te considero una persona de bien y creo que con el tema de los auxiliares le han hecho cometer a tu gobierno un error garrafal. Espero que ahora tengan la grandeza de reconocer que se han equivocado y den marcha atrás con las decisiones que apuntan a castigar a los sectores sociales más postergados. Te lo dice alguien que tiene la edad para ser tu madre y que como dueña del diario Hoy ha visto pasar a gobiernos, presidentes y gobernadores que representaban intereses absolutamente contrapuestos al bien común y cuya soberbia los llevó terminar en el más absoluto ostracismo político. Espero que así no sea.

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