No hay piso para la caída de la inversión en obra pública del Gobierno nacional
Aún partiendo de niveles bajísimos de 2024, la obra pública nacional continúa cayendo durante 2025: ya representa apenas el 10% de los niveles de la última década.
El desplome de la inversión pública a nivel nacional no encuentra freno. De acuerdo a los datos acumulados hasta mayo, la inversión de capital de la Administración Nacional pasó de 3,98 billones de pesos en 2023 a apenas 545 mil millones en 2025, lo que representa una caída del 86,3% en términos reales. Incluso frente al ya deprimido 2024, donde la obra pública había tocado mínimos históricos, la inversión volvió a retroceder un 28,8% oficiales.
“Este nivel de desinversión no tiene antecedentes. La obra pública nacional prácticamente ha desaparecido”, advirtió el ministro de Economía bonaerense, Pablo López. Y añadió: “Es un modelo que castiga a los argentinos de hoy y deja a las próximas generaciones sin futuro”.
Las cifras difundidas por el Gobierno bonaerense muestran con crudeza el impacto del ajuste en áreas clave para la vida cotidiana. La ejecución presupuestaria en Agua Potable y Alcantarillado cayó un 91,8% respecto a 2024 y un 96,8% si se la compara con 2023. En Vivienda y Urbanismo, el desplome fue del 94,8% y 98,6%, respectivamente. “La inversión directamente se interrumpió por completo”, sostuvo López.
La desinversión también golpea otras funciones esenciales del Estado. La ejecución en Promoción y Asistencia Social cayó un 42,2% frente a 2024 y un 68,6% en relación a 2023. En Ciencia, Tecnología e Innovación, el recorte llega al 35,9% en comparación interanual. Incluso en Seguridad Interior, donde el Gobierno nacional prometió fortalecer la presencia estatal, la baja fue del 26,5%.
Para el ministro bonaerense, “el retiro del Estado nacional se traduce en hospitales sin terminar, viviendas paralizadas, escuelas sin mantenimiento y rutas en deterioro”. Y concluyó: “El daño lo sufren las provincias y las familias argentinas. Es urgente ponerle un freno a este proyecto destructor que solo deja tierra arrasada”.
Con este cuadro de situación, la provincia de Buenos Aires advierte sobre las consecuencias estructurales del ajuste. La falta de inversión en infraestructura no solo paraliza obras clave, sino que también implica pérdida de empleo, caída de la actividad en sectores estratégicos y deterioro generalizado en la calidad de vida. “No se trata solo de números: es el abandono de millones de argentinos que necesitan del Estado para acceder a derechos básicos”, remarcó Pablo López, y reiteró que “sin una política nacional activa y solidaria, las provincias quedan solas ante una crisis que no provocaron”.
