Ordenan repatriar el avión hallado en Uruguay que estuvo al servicio del Plan Cóndor
Mediante este medio retratamos la historia de esta aeronave que fue utilizada por Emilio Massera y encontrada por Sebastián Santana.
En abril del año pasado, dábamos cuenta en este medio de la historia del hallazgo, en el aeropuerto de Melilla, del avión birreactor de la Armada Argentina que solía usar el entonces almirante Emilio Eduardo Massera y que, además, fue utilizado al menos una vez en los llamados “vuelos de la muerte”, la operación militar destinada a arrojar al Río de la Plata a cientos de detenidos desaparecidos.
El avión —que se usó durante la guerra de Malvinas— dejó de pertenecer a la Armada Argentina en 1987. Fue vendido a una empresa local y después a otras compañías uruguayas. Su propietaria actual sería AirWolf SRL, que, desde 2008, dejó al Hawker abandonado en el aeródromo Ángel S. Adami, más conocido como el aeropuerto de Melilla.
En septiembre de 2022, el ilustrador Sebastián Santana Camargo se puso a investigar el traslado de cinco prisioneros —tres argentinos y dos uruguayos—. Como parte de su búsqueda, halló al Hawker.
“No tenemos el cuerpo de las víctimas, pero sí el avión, es una prueba tangible para muchos que todavía mantienen discursos negacionistas sobre lo ocurrido durante las dictaduras militares”, había apuntado el joven ilustrador a este medio.
Con esa investigación en mano, los abogados Rodolfo Yanzón y Flavia Fernández Brozzi, de la querella Kaos, hicieron una presentación ante la justicia argentina. El juez Casanello pidió preservar el avión y, días atrás —a través de una resolución de la que dio cuenta Página/12—, solicitó la repatriación del Hawker. “La nave fue utilizada como instrumento de secuestros, traslados y desaparición de víctimas ilegalmente detenidas por parte de funcionarios paraguayos y argentinos que operaron en el marco del Plan Cóndor”, escribió el magistrado.
Para Casanello, el avión reúne las características de un elemento de prueba vinculado a la investigación de la coordinación represiva y de instrumento utilizado para la comisión de un delito. “La recuperación de esta aeronave, utilizada para la comisión de delitos contra la humanidad, contribuirá a la reconstrucción de los hechos y la averiguación de la verdad tanto como a la realización del derecho penal material”.
Los secuestros en Paraguay
El 29 de marzo de 1977, la policía paraguaya ingresó a una pensión ubicada en la calle Fulgencio Moreno 884 de la ciudad de Asunción y detuvo a cinco personas. Todas ellas fueron llevadas al Departamento de Investigaciones de la capital paraguaya.
Entre los detenidos, estaban Alejandro Logoluso (20) con su compañera Dora Marta Landi (22). Los dos, según declararon familiares, tenían militancia en la Juventud Peronista de La Plata. Para escapar de la represión, se fueron a Mar del Plata y después a Tandil. Más tarde, tratando de escapar de los grupos de tareas argentinos, partieron hacia Paraguay.
José Luis Nell tenía 67 años. Cuando lo detuvieron en Paraguay, “Pepe” Nell dijo que era viudo, no tenía hijos y ya no tenía nada para perder. Nell (padre) conoció a Gustavo Edison Inzaurralde Melgar porque compartió prisión en Uruguay con su hijo. Gustavo era estudiante de magisterio y venía de la Federación Anarquista Uruguaya (FAU). En Buenos Aires, fue de los fundadores del Partido por la Victoria del Pueblo (PVP), uno de los blancos de la patota de la Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE) que regenteaba el centro clandestino conocido como Automotores Orletti. Después de que cayera la cúpula del PVP en manos de la banda de Aníbal Gordon, Inzaurralde Melgar quedó como uno de sus máximos dirigentes y viajó a Paraguay para conseguir documentación falsa que les permitiera a los militantes que quedaban en Buenos Aires salir hacia Europa. Con él estaba también Nelson Santana Scotto.
La SIDE —según consta en la sentencia por el Plan Cóndor que dictó el Tribunal Oral Federal (TOF) 1 en 2016— viajó a Paraguay con documentación sobre el PVP.
El 16 de mayo de 1977, sacaron a los cinco del Departamento de Investigaciones y los llevaron al aeropuerto.
Los cinco prisioneros están desaparecidos. Solo se pudo acreditar que Inzaurralde Melgar estuvo en el centro clandestino conocido como Club Atlético. Durante un día, compartió celda con Ricardo Peidró y le contó que había sido trasladado desde Paraguay.