Pánico en el Hospital San Martín: paciente quedó atrapado en un ascensor
El grave estado del sistema de salud pública heredado por la gestión de Daniel Scioli se volvió evidente ayer, cuando un recién operado debió esperar por más de media hora en el interior de un elevador trabado
Con paredes deshechas, falta de insumos y problemas de infraestructura en general, hace tiempo que los hospitales de la Provincia de Buenos Aires distan de ser un lugar acogedor para sus pacientes. En cambio, se asemejan a escenarios de un filme de suspenso, cuyo título no podría ser otro que “la herencia sciolista”.
En el mediodía de ayer, en el Hospital Interzonal de Agudos San Martín, otro desafortunado paciente sufrió en carne propia los coletazos de ese pesado legado, cuando quedó atrapado en el ascensor en el que era trasladado, tras haber sido sometido a una compleja intervención quirúrgica.
Según se puede ver en las imágenes grabadas por trabajadores del nosocomio, el enfermo permanece prácticamente inmóvil en su camilla, todavía bajo los efectos de la anestesia y acompañado por uno de sus camilleros. En esas condiciones, convaleciente y encerrado en el cubículo, tuvo que esperar entre 30 y 40 minutos hasta que finalmente un técnico pudo destrabar el elevador.
“Realmente indigna esto”, protestó la familia de un paciente que se atiende en el centro médico de avenida 1 al conocer el episodio del ascensor, una muestra del deterioro en el que, según relatan en el ex-Policlínico, se encuentran los restantes catorce elevadores.
El estado del nosocomio en el que se formaron eminencias, como el cardiocirujano René Favaloro, se delata desde su fachada: desvaída y con enormes grietas entre las que anidan las palomas. En el interior del hospital, la falta de limpieza es percibida tanto por la vista como por el olfato: la basura se acumula, emana olor y peligrosamente se convierte en un posible foco de enfermedades infecciosas.
Tal como ha informado este diario, el San Martín integra la lista de los 53 establecimientos públicos -de los 79 que dependen de la Provincia- que hoy se encuentran en estado crítico.
A ello se le suma que hacen falta 636 camas y 2.103 profesionales para atender a los 8 millones de personas, en su gran mayoría de sectores humildes, que necesitan de la ayuda estatal para atenderse.
Corrupción, estafas y responsables de un sistema en coma
¿Cómo se explica esta precariedad en la salud pública? ¿Cómo es que más de la mitad de los hospitales bonaerenses hoy no pueden garantizarle a sus pacientes una atención digna? ¿Quiénes son los responsables de semejante canallada?
La corrupción a gran escala de la década anterior aparece entonces como la respuesta más obvia, con el exgobernador, Daniel Scioli, como principal ejecutor de una de las grandes estafas sucedidas en el Ministerio de Salud, que tiene más nombres y apellidos: el del exsubsecretario de Atención de las Adicciones, Carlos Sanguinetti, acusado en el marco de la causa conocida como la mafia de los medicamentos oncológicos, quien continúa prófugo; y el de su colaboradora, la psicóloga Viviana Callegui, quien también se resiste a entregarse a la Justicia.
Ambos están imputados en el caso que intenta certificar cómo se armaban expedientes falsos por compras de medicamentos oncológicos y se habla de una suma de $500.000 que habría salido de las arcas provinciales para adquirir insumos que nunca llegaron a destino.
A su vez, la red de corrupción estaría relacionada con la mafia de medicamentos y el robo de drogas de alto costo que se habrían orquestado en el Instituto de Obra Médico Asistencial (IOMA) en los últimos años.
Para la Justicia, se tramó una “asociación ilícita, hubo fraudes reiterados contra el Estado y negociaciones incompatibles con la función pública”.
Por la estafa cometida durante la era sciolista ya hubo tres detenidos: el empresario farmacéutico, Leandro Paci, el dueño de una imprenta, Víctor Shama y un empleado de la subsecretaría de Atención de las Adicciones, Hernán Azzarri.
En cambio, de Callegui no hay rastros, mientras que de Sanguinetti se esperaba que esta semana se pusiera a disposición de la Justicia, luego de que la Cámara de Apelaciones de La Plata le negara un habeas corpus. Ante esta decisión, desde la UFI nº 8 de Delitos Complejos de La Plata, a cargo del fiscal Jorge Paolini, explicaron que la situación del exsubsecretario es muy complicada: “Si lo detiene la Policía antes de que se entregue, va a tener que esperar la sentencia privado de su libertad”. Esto es, al menos treinta días en prisión.