En total soledad, sepultaron los restos de Ricardo Barreda

"No vino nunca ningún familiar, solamente un amigo” sostuvo el director del geriátrico Del Rosario, en el que Ricardo Barreda pasó sus últimos días de vida.

Así fue como murió y como sus restos fueron sepultados: en completo silencio y soledad. Nadie concurrió y fueron empleados de la funeraria los que llevaron sus restos hasta su destino final, en elCementerio Municipal de José C. Paz.

No hubo velorio ni ceremonia de entierro para Barreda. Además, según personal de la Morgue ningún familiar o allegado se acercó a reclamar el cuerpo para darle una sepultura.

Cabe mencionar que el exodontólogo murió a causa de su avanzada edad y los problemas de salud que arrastraba desde que salió de la prisión. De hecho, el personal del nosocomio donde estaba internado dejó en claro que su muerte no tuvo nada que ver con el virus.

Tras la debida autorización judicial, según precisaron desde la empresa que estuvo a cargo del traslado del cuerpo Cochería Siciliano, el féretro salió de esa casa fúnebre situada en Rivadavia al 180 de la mencionada localidad, pasadas las 11 de la mañana y de allí se dirigió rumbo al cementerio.

Fuentes de dicho geriátrico aseguraron que si bien su estado de salud era delicado, Barreda se encontraba estable, se alimentaba con total normalidad y no había expresado molestias de ningún tipo. Aunque pasado el mediodía del lunes su cuadro empeoró y finalmente falleció.

El autor del cuádruple crimen había llegado hasta ese centro de salud tras permanecer varios meses internado en el Hospital Eva Perón de San Martín, ciudad en la que había fijado su último domicilio. Allí, apenas era visitado por un allegado. Según precisaron los médicos que lo atendían, tenía problemas de próstata y un incipiente Alzheimer.

A mediados del 2019, antes de que su estado de salud empeorase, Barreda fue entrevistado por última vez y dijo que estaba muy arrepentido de haber asesinado a su esposa Gladys McDonald (57); a sus dos hijas, Cecilia (26) y Adriana (24); y a su suegra Elena Arreche (86); pero también aseguró que no quería revolver el pasado.El homicida murió a los 83 años.

El perfil de un asesino que marcó la criminalística argentina

Ricardo Barreda marcó un antes y un después en la historia criminal de nuestro país. Su imagen despertó odio y desprecio por parte de la inmensa mayoría, pero también el fanatismo tanto en los hombre como en las mismas mujeres, que le mandaban cartas mientras estaba en prisión y hasta, se rumoreaba, le pedían casamiento.

Por Internet abundan páginas donde se lo defenestra, ridiculiza o en ocasiones, idolatra. El cuádruple homicidio ocupó las principales portadas de los diarios de la época. Su sangre fría y su tranquilidad al hablar mientras confesaba sus atroces crímenes, fue sin duda lo que hizo que el apellido Barreda quede escrito con sangre entre los casos policiales más tristemente recordados de Argentina.

El 15 de noviembre de 1992, en su casa de 48 entre 11 y 12, Ricardo Barreda asesinó a escopetazos a toda su familia. Después de matar a su esposa, sus hijas y su suegra, intentó hacerlo pasar por un robo. Desordenó toda la casa, pero fue descubierto por olvidar un simple detalle: su habitación fue la única que dejó intacta.

La casa del horror

Sobre calle 48 entre 11 y 12, en pleno centro de nuestra ciudad, está aún emplazada la vivienda donde se cometieron los atroces crímenes. Abandonada por completo, todavía tiene platos sobre la mesa, un televisor sobre un mueble, el auto estacionado en el garaje y hasta los cepillos de dientes en el baño. Como si el tiempo se hubiera paralizado en el preciso momento en que se efectuaron los disparos.

La vieja construcción de dos plantas tenía como destino convertirse un centro de prevención de la violencia de género, pero eso aún no está del todo resuelto porque existe un conflicto judicial en torno a la sucesión. Cabe mencionar que en 2014 el Juzgado Civil y Comercial Nº 17 de La Plata lo declaró indigno de suceder y lo excluyó en la transmisión porcentual de los bienes de su familia.

Ya en 2012 la Legislatura provincial había aprobado el proyecto de expropiación de la vivienda para que se convirtiera en sede de la ONG María Pueblo,organización que brinda asistencia legal y alojamiento a las mujeres que son víctimas de violencia de género.