La líder de la banda del golpe millonario en el Grand Bell se negó a declarar

Tras ser extraditada desde España, llegó a nuestra ciudad y se sentó frente a la fiscal. Sin embargo, asesorada por una abogada particular, prefirió no hablar.

Como era de esperar, la líder de la banda que en abril cometió un robo millonario contra una familia de comerciantes dentro del club de campo Grand Bell, cuando estaban trabajando, se negó a declarar en su indagatoria ante la fiscal de la causa que conmocionó a la sociedad platense, señalaron ayer fuentes oficiales consultadas por Trama Urbana.

La ladrona Jésica Elizabeth Clavijo, domiciliada en la ciudad de Córdoba, obedeció a su abogada particular, Melisa Albarenga, y prefirió no abrir la boca ante Virginia Bravo, titular de la Unidad Funcional de Instrucción número 7 del Departamento Judicial La Plata.

Desde luego, continúa detenida y procesada por el delito de “robo calificado por haber sido cometido en poblado y en banda”.

La mujer, tal como este multimedio señaló oportunamente, fue capturada en septiembre en Madrid, donde se había refugiado luego de las elecciones primarias de agosto, donde incluso se animó a votar en una escuela cordobesa.

Ante su negativa a colaborar, por el momento, los detectives de la DDI no pudieron dar con el resto de la banda, compuesta por hombres que quedaron registrados en diferentes cámaras de seguridad ubicadas en el inmueble asaltado. No obstante, voceros judiciales indicaron en su momento que los responsables serían oriundos de diferentes puntos del conurbano bonaerense.

El caso

El atraco del que Clavijo ofició como líder de la organización delictiva ocurrió el 22 de abril, a las 19:20, en el barrio cerrado que está ubicado en calle 467 entre 144 y 146. Manejando un Peugeot 208, en el que la acompañaban al menos cuatro sujetos, pasó por la garita de seguridad por una grave falla de los empleados de turno, que ahora están siendo debidamente investigados, y quienes le levantaron la barrera pese a que la tarjeta que mostró para ingresar como vecina del lugar era apócrifa.

Una vez adentro, la banda fue hasta la vivienda seleccionada con anterioridad, esperó a que se fuera uno de los propietarios y entonces tres hombres descendieron del rodado, dejando a la mujer dentro. Sin embargo, ella tomó un rol clave, ya que se iba comunicando con sus cómplices, dándoles indicaciones.

Finalmente, los malvivientes se alzaron con los ahorros de toda la vida de las víctimas, joyas y armas de fuego, que los dueños tenían de manera legal. A continuación, se fueron rompiendo con el coche la barrera y perdiéndose de vista.

El auto luego apareció quemado, aunque nada más se supo de los implicados, hasta que se llegó a ­Clavijo y se la detuvo en la capital española.

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