Noche de terror para una familia de Arturo Seguí
Delincuentes los sorprendieron mientras descansaban, los ataron de pies y manos y les robaron todo lo que había. No hay detenidos.
En un episodio que sacudió la tranquilidad de la zona norte, una familia de Arturo Seguí fue víctima de un violento asalto en su propio hogar. Cerca de las 21:30 del jueves, tres delincuentes encapuchados y armados irrumpieron en la vivienda ubicada en 419, entre 131 y 133.
La propietaria, una mujer de 53 años, se encontraba en la cocina preparando la cena, mientras sus hijos, una joven de 22 años y un chico de 18, estaban en el living mirando televisión. Una rutina familiar que fue brutalmente interrumpida por este episodio de inseguridad.
Los maleantes, vestidos con ropa oscura, sorprendieron a la mujer al abrir una puerta de la cocina que estaba cerrada, pero sin llave. La mujer fue la primera en ser reducida y maltratada, siendo atada con precintos.
Bajo amenazas, los delincuentes exigieron dólares. La mujer les indicó que los tenía guardados en su dormitorio, a donde fue conducida. Posteriormente, los delincuentes obligaron a los dos hijos a ir también a la habitación de la madre. Allí, los tres miembros de la familia fueron sentados en el suelo, atados con chalinas en las manos y los pies, e incluso amordazados.
Con la familia totalmente reducida, los tres delincuentes se dedicaron a revisar cada mueble de las habitaciones. De esta manera se hicieron con 1.200 dólares, dos escopetas largas y viejas que eran del abuelo de la mujer, una pistola Bersa y el Ford Ka de la dueña de casa.
Cabe mencionar que, antes de irse, los cacos discutieron entre ellos entre seguir revisando o irse. Tras varios momentos de incertidumbre, decidieron huir en el auto de la mujer por el portón de entrada. Pero, antes de darse a la fuga, lanzaron una advertencia a sus rehenes: “Les ordenaron que se quedaran 10 minutos, quietos y sin gritar. Luego huyeron enseguida”.
Resta que se lleven adelante los peritajes de rigor y el análisis de las cámaras de seguridad de las inmediaciones, tanto públicas como privadas, para poder recabar pistas que sirvan para poder dar con los autores del hecho.