"Ojalá la muerte de mi hermano ayude a construir un cambio para el personal de salud de La Plata"

La hermana del profesional de la salud dialogó con este multimedio y remarcó que en épocas de pandemia los médicos necesitan más contención y acompañamiento.

A tres días de la trágica muerte de Jorge Germán Benítez, el médico platense que se quitó la vida el pasado miércoles en un sector del Parque Pereyra, su familia todavía no sale de la conmoción y llora su pronta partida.

Su hermana Gabriela, en diálogo con este multimedio, admitió que “no tenemos fuerza para hablar, estamos muy mal, sin palabras”. En medio del dolor, y como pudo, se las arregló para dejar bien en claro algunos conceptos de la situación médica en la Argentina desde el advenimiento de Covid-19, virus con el que el galeno generalista de 37 años luchaba a diario, sin descanso ni apoyo externo, pero con presiones.

“El personal de salud necesita más contención y acompañamiento, especialmente cuando tienen tantas responsabilidades como las tenía mi hermano”, aseveró, y añadió: “Ojalá su partida haga que eso cambie, urgente, y que esto no pase como un caso más. Que se entienda que no pueden estar tan desprotegidos, y si se les van a dar tantas responsabilidades que vengan acompañadas de recursos, asistencia, acompañamiento, reconocimiento en tiempo presente, respeto y protección”.

En tanto, deseó que “ojalá esto ayude a construir un camino de cambio, cambio para el personal de salud de La Plata y de todo el país”.

Reconocimiento tardío

Tras la muerte de Jorge, fueron muchas las muestras de cariño que recibió de diferentes sectores, y la sociedad platense en general se vio sensibilizada. Él, quien trabajaba desde hacía seis años en el Centro de Atención Primaria (CAP) número 42 del barrio Malvinas, donde era jefe, era reconocido por su compromiso con la profesión, en la que le brindaba servicios a los más vulnerables, a los que menos tenían.

“El reconocimiento a mi hermano y su labor llegó demasiado tarde. Tenía mucha responsabilidad y poco reconocimiento y acompañamiento. Algo similar a lo que le pasó a (René) Favaloro. Alguien lo comparó con su caso: un tipo de mucha entrega y compromiso”.

Acerca de Jorge, puntualizó que “él estaba bien, en cuarentena preventiva por contacto estrecho, pero estaba llegando al final de su aislamiento. Tenía muchos planes de mejorar su calidad de vida, cambiar de trabajo. Esa era la prioridad para empezar a estar más tranquilo y no llegó a hacerlo. No sé por qué. Lo vamos a extrañar”. En ese sentido, Benítez había anunciado que se marchaba del CAP porque iba a empezar a trabajar en el hospital Alejandro Korn de Melchor Romero.

Por último, Gabriela remarcó el compromiso de su hermano hacia su función médica: “Nunca tenía tiempo y, si nos veíamos, siempre sonaba el teléfono del trabajo. No tenía tiempo libre y con la situación del coronavirus empeoró. Lo único que me decía es que estaban desbordados”, concluyó.

La desaparición y una frenética búsqueda con el peor de los resultados

El último contacto que tuvo Jorge Benítez con su familia fue la tarde del martes y a las 16 perdieron todo rastro de él, cuando se fue de su casa ubicada en el barrio platense de La Loma.

La preocupación fue en ascenso cuando ni su hermana ni sus amigos pudieron contactarse, ya que su teléfono celular se encontraba siempre apagado. Al pasar las horas, con el vacío como única respuesta, la inquietud se transformó en temor y entonces el padre del galeno radicó la denuncia por “averiguación de paradero”, de la que también participó la DDI La Plata.

El miércoles se lo buscó por diferentes lugares y buena parte de la sociedad platense hizo circular su foto a través de las redes sociales, con el fin de que apareciera lo antes posible.
Finalmente, su cuerpo fue hallado colgado de un árbol en el Parque Pereyra por un grupo de corredores que hacían ejercicios a las 19.30 de ese miércoles, ya en partido judicial de Berazategui. Estaba entre los arroyos Pereyra y San Juan, con la misma ropa con la que había desaparecido. En el bolsillo del pantalón había dejado una carta de despedida para su familia, mientras que su camioneta y el celular estaban a 50 metros de su posición.

 

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