Temen que los rugbiers que mataron a Fernando se suiciden en prisión

Preocupa a las autoridades el estado anímico de los ocho criminales, principalmente de los cinco condenados a prisión perpetua. Hay constantes peleas entre ellos.

El estado anímico de los ocho rugbiers que asesinaron a golpes a Fernando Báez Sosa en la puerta de un boliche de Villa Gesell en enero de 2020 preocupa a las autoridades, que temen que tomen la peor de las decisiones, sobre todo los cinco que recibieron prisión perpetua.

Los agentes del Servicio Penitenciario Bonaerense (SPB) encendieron las alarmas e indicaron que los criminales, alojados en la Alcaldía número 3 de Melchor Romero desde el mismo momento que se cometió el asesinato, se encuentran aislados, sin celulares, deprimidos y con cotidianas peleas entre sí.

“Los ocho están con una medida de resguardo de integridad física por miedo a que se lastimen ellos mismos por la depresión que padecen. Hay temor de que alguno pueda suicidarse”, sentenciaron los voceros.

La situación ya era mala antes de la condena que se dio a conocer el pasado lunes, pero desde entonces todo empeoró y las recriminaciones entre ellos son constantes. La semana pasada, varios de los jóvenes le recriminaron a Máximo Thomsen (condenado a perpetua y autor de la patadas mortales sobre Fernando) por su accionar en el crimen y le dijeron: “Vos también sos un asesino”.

Sin celulares, todo empeoró

Si bien al principio los ocho se mostraban juntos, ahora hay tres grupos diferentes, y los condenados a 15 años (Lucas Pertossi, Ayrton Viollaz y Blas Cinalli) están por su cuenta y prácticamente no tienen diálogo con el resto (Thomsen, Ciro y Luciano Pertossi, Enzo Comelli y Matías Benicelli).

“Hubo discusiones pero no pasó de eso y jamás se pelearon a golpes de puño”, aseveraron los portavoces. Por el momento, los rugbiers continúan aislados del resto de la publicación carcelaria y salen apenas una vez al día al patio, solo ellos y durante una hora. Reciben las visitas de sus familiares los jueves, pero les quitaron los dos celulares que tenían, y que pertenecían a Cinalli y Comelli, porque se descubrió que mediante ellos administraban perfiles en redes sociales (sobre todo Instagram), donde publicaban diferentes mensajes de apoyo a los implicados (ellos mismos). En tanto, se señaló que quien más usaba el teléfono era Thomsen, y eso también traía inconveniente entre los homicidas.

“Estaban mal antes del juicio y ahora, condenados de esta manera, están peor”, manifestaron desde el SPB. Uno de los deportistas expuso: “Nos sacaron los celulares que usábamos para hablar con nuestras familias. Hablar con ellos era lo único que nos mantenía vivos”.

Es Thomsen, según detallaron las fuentes, quien peor se muestra y ya pidió varias veces asistencia psicológica. También es muy posible que lo separen del resto del grupo, aunque por lo pronto se solicitaron ocho cupos para el penal de Campana. El mismo Thomsen, de 22 años y con toda su vida por delante en prisión, fue quien se desmayó al escuchar que recibió la pena de prisión perpetua. Por último, los portavoces dijeron que los jóvenes pidieron que les acercaran Biblias y que los visite un pastor evangélico.

Noticias Relacionadas