Domínguez, el gran responsable del buen momento albirrojo

Estudiantes atraviesa un presente deportivo muy bueno, no casualmente desde la salida de Abel Balbo y la llegada de Eduardo Domínguez.

Hace tan sólo 59 días que Domínguez se hizo cago del plantel profesional. Por entonces el equipo no encontraba regularidad, apenas había ganado ante un rival de menor fuste en Copa Argentina y prácticamente no respondía. Sin embargo, Domínguez, sin tiempo de trabajo producto del asfixiante calendario, intentó resolver muchas cosas en poco tiempo. Si bien comenzó ganando, le tocó sufrir la derrota en el Clásico Platense tras más de 13 años. Probablemente su única mancha, pero un pagaré pesado.

El principal acierto del DT fue recuperar a los jugadores referentes. Fernando Zuqui volvió a ser uno de los conductores del equipo tras un bajón muy fuerte y puso de titular a Mauro Boselli, que no deja de pagar con goles. Ubicó a Benjamín Rollheiser en el puesto que más rinde tras hablar mano a mano con el propio jugador, y consiguiendo de este modo su mejor versión. Cercó a Luciano Lollo, el más criticado: le puso dos defensores al lado en una línea de cinco que hoy es muy sólida (en la mayoría de los partidos no le convirtieron).

También volvió a poner en valor a varios pibes, situación que se había empañado: Santiago Núñez y la grata aparición de Gastón Benedetti.

Desde la llegada de Domínguez, Estudiantes ganó ocho partidos, empató dos y perdió el clásico. Está expectante de ganar el grupo de Copa Sudamericana, sigue en Copa Argentina y acecha a los de arriba en la Liga Profesional.