Domínguez tuvo 10 días para preparar el partido y no sirvió de nada

Pese a tener tiempo de trabajo por el parate de la doble fecha FIFA, Estudiantes retrocedió en el juego y volvió a perder. Dejó una imagen fea para sus hinchas y sumó su cuarta derrota consecutiva

Por Daniel Profe Córdoba

Muy pobre lo de Estudiantes en Florencio Varela. El equipo de Eduardo Domínguez jugó quince minutos y nada más. Luego todo solo nombres y nada más.

Por momentos me dio la impresión de ver un equipo que dejó una imagen tristísima. Con este resultado quedó cuarto y con iguales puntos que el otro equipo.

Bogarín, sin marca en media luna de Estudiantes, puso el 1 a 0 y así terminó. Preocupante. Muy preocupante.

Siguiendo el partido me pregunté varias veces durante el Viernes Santo: “En los de 55 y 1, ¿estaban jugando todos los titulares?

El arquero rival nunca sacó alguna bola comprometida. Y pudo perder por más. Sin desborde. Sin desequilibrio individual. Sin presión (Defensa fue solo hacia su propio arco). Sin nada de nada. Por momentos fue un equipo “ni”.

Defensa no pudo aprovechar las contras para liquidar la historia y a Estudiantes le faltó precisión para acompañar el empuje en busca de la igualdad.

El técnico Domínguez tuvo 10 días para prepararse por la fecha FIFA. Pero no sirvió de nada. Una tibieza alarmante.

Fue triunfo de Defensa, que se repuso de la eliminación en Copa Argentina contra Atlético de Rafaela, y consiguió su segundo triunfo consecutivo como local, después de una racha donde había sumado dos de nueve jugando en Varela. Para el Pincha, en tanto, fue la cuarta derrota consecutiva: venía de caer contra Platense, Sarmiento y River, además del partido suspendido con Boca.

Así, Estudiantes, sin alma, llegó y se fue de Varela con nada de puntos, pero sí con más dudas y muchísimas cosas para corregir. Mejor dicho, con todo por mejorar.

Sosa no quería salir, puso mala cara y marcó diferencias con Domínguez

El capital del equipo, José Ernesto Sosa, no estuvo de acuerdo con la decisión del técnico Eduardo Domínguez, que lo reemplazó en el segundo tiempo y lo hizo notar.

El referente del equipo puso mala cara cuando el cartel indicaba el número 7 para dejar la cancha a los 19 minutos del segundo tiempo y la situación provocó tensión durante el resto del partido en el banco de suplentes.

Domínguez decidió mandar al campo a Guido Carrilo y lejos de sacrificar a otro delantero, optó por sacar de la cancha al capitán del equipo.

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