Estudiantes disfrutó el almuerzo, pero le cayó mal el postre

El Pincha fue eficaz en la primera parte y se puso en ventaja con goles de Apaolaza y Pellegrini, pero en el complementó se durmió y el Rojo pudo remontar e igualó 2 a 2 en el Centenario de Quilmes

Mediodía en Quilmes. El humo de las parrillas donde se cocinan hamburguesas, choripanes y bondiolas despiertan el apetito de los que van llegando. 

La Avenida Vicente López de Quilmes se llena de camisetas rojas y blancas. El reloj indica que las 12.30. Falta un poco más de media hora;  el almuerzo está servido…

Estudiantes, que cambió los hábitos para recibir a Independiente lejos de La Plata, disfrutó el plato principal en los primeros minutos de la tarde. Apaolaza y Pellegrini se sentaron en la cabecera de una mesa, que fue armada preparada a pedido del Chino Benítez: presión, intensidad y una pizca de sacrificio. 

En el primer bocado, casi como para probar el gusto, Pelegrini dejó en el camino a Bustos, sacó un centro al corazón del área y se la sirvió en bandeja a Apaolaza, que con un frentazo al piso logró que la pelota se vaya digiriendo como una porción del mejor y cotizado asado en los primeros días de septiembre. 

Tanto le sintió el gusto al partido, que el segundo gol no tardó en llegar: Franco falló en el “corte” y Pellegrini reventó el arco con un bombazo que gritó más de la mitad del estadio. Apenas habían pasado algunos minutos de las 13.30, pero Estudiantes ya sentía llena la garganta del diablo…

Independiente apenas pudo reaccionar. Le dio protagonismo a Francisco Silva, Cerutti y Brian Romero. Pero apenas pudo complicar con centros que fueron controlados por el mozo Andújar, quien se encargó de mantener la mesa prolija, cuando las primeras migas de la tarde empezaban a desparramarse. 

Como aquel que se siente seguro y confiado, el Pincha se arremangó, se limpió la boca con la servilleta, se acomodó y levantó la mano y pedir rápido el postre. Este llegó minutos después de las 14, con el segundo tiempo iniciado y el sol cambiando de posición en el Centenario de Quilmes. 

Un helado que esperaba en el freezer desde el último verano, llegó para acompañar la comida de Independiente, que se animó a inventar un gusto e improvisó con sabor a “romero”. Primero Brian y después Silvio, para que los visitantes para levanten la guardia y puedan llevarse un premio inmerecido. 

Estudiantes intentó volver a ponerse al frente en los últimos minutos, pero no le alcanzó. Disfrutó el almuerzo, pero le cayó mal el postre. Ahora deberá relajarse, barajar y dar de nuevo, porque el jueves ante Luján, tiene una Copa Argentina que buscará tomarse como merienda de lujo. 

 

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