La Plata, Berisso y Ensenada, semillero del fútbol mundial

Según datos de la AFA, en el último año se registraron más de 300 transferencias de futbolistas argentinos menores de 23 años hacía clubes del exterior.

La salida de Pablo Álvarez, delantero de Cambaceres, al ascenso de Italia invita a reflexionar sobre un fenómeno que vive el fútbol argentino. Esto tiene que ver con la partida de juveniles y jugadores del ascenso hacia ligas extranjeras, muchas veces de menor jerarquía, pero con mejores condiciones económicas.

Ya no se trata solo de promesas de Primera que dan el salto a Europa, sino de jóvenes con apenas un puñado de partidos en Reserva o futbolistas de la B Metro, Primera C o Federal A que buscan abrirse camino en mercados antes impensados.

Mientras el fútbol argentino sigue siendo una fábrica inagotable de talentos, la capacidad de retenerlos se vuelve cada vez más difícil. La crisis económica, la devaluación del peso, los contratos bajos en comparación al exterior y las oportunidades de crecimiento que ofrecen otras ligas son factores determinantes.

Según datos de la AFA, en el último año se registraron más de 300 transferencias de futbolistas argentinos menores de 23 años hacía clubes del exterior. De ellos, casi el 40% no había debutado en Primera. En paralelo, ligas como las de Eslovaquia, Chipre, Grecia, Rumania, México, Chile, Bolivia, Estados Unidos y hasta Indonesia o Emiratos Árabes aparecen como destinos.

Lo que antes era una excepción hoy se convirtió en una tendencia: equipos de ligas menores de Europa y Asia buscan jugadores en la Primera Nacional, la Primera B, la C e incluso en el Federal A. Con un bajo costo de compra y sueldos que duplican o triplican lo que se paga en Argentina, el mercado se volvió atractivo para futbolistas que ven truncadas sus posibilidades de progreso.

A largo plazo, la pérdida de talentos en inferiores puede afectar la competitividad de las ligas y debilitar la identidad futbolística que siempre fue orgullo, para pensar.

Noticias Relacionadas