La vuelta de Boca y River en la Copa, bajo la lupa del Profesor

Una vez más está a la vista de cualquiera lo que es la riqueza contra la pobreza.

Nuevamente quedó en evidencia que, no solo en Argentina, sino en toda América, el rico cada vez va a tener mayores ventajas con respecto a los pobres.

Se notó claramente la abrumadora superioridad de Boca y de River ante equipos que en otros momentos podían jugarles de igual a igual, pero ahora ya no.

Tener equipos con una ventaja sobre el resto, con respecto a sus talentos, es un lujo de muy pocos.

River dejó escapar el triunfo en Brasil contra el San Pablo, un equipo que en su momento supo ser el mejor del mundo y que hoy tiene una humildad franciscana.

Y Boca le ganó a un Libertad que es un club que se llevaba siempre a los mejores jugadores de Paraguay, teniendo casi una selección, y en la actualidad ni siquiera le pudo llegar claro al arco.

En estos momentos puede ser más competitivo un campeonato local, simplemente por las ganas que les pongan los rivales, que una Copa Libertadores.

Solo unos pocos tienen la oportunidad de ganar y aspirar a cosas importantes. Además asombra que con muy poco, en cuanto a lo táctico, a lo estratégico, a lo físico y a lo mental, los dos grandes de la Argentina prácticamente no soportaron ni sufrieron una llegada peligrosa al arco; tal es la pobreza de sus rivales. El San Pablo, uno de los equipos con más historia de Brasil, y Libertad, que hasta no hace mucho tiempo monopolizaba todos los logros importantes de su país.

Si tan poco tienen San Pablo y Libertad, ¿qué les quedará al resto?

Realmente muy poco. Creo que a excepción de un par de equipos en Brasil, o algún que otro equipo colombiano o apoyado en la altura como algún ecuatoriano, no veo equipos con la capacidad individual para poder derrotar a Boca y a River, salvo que estos dos tengan una mala noche.

Todo se nivela para abajo, pero la riqueza para arriba solamente en América quedará reducida a pocos equipos. Y dos de ellos son argentinos: Boca y River. Lo demás es pura mediocridad.