Por KO

Maravilloso regreso de Sergio Martínez

A los 45 años, y dejando atrás seis de inactividad, Sergio “Maravilla” Martínez volvió a boxear de manera oficial y ganó por nocaut en el séptimo asalto, ante un rival lento que lo dejó hacer su juego.

Casi inmolando esa canción de cancha que reza e indica entre los fanáticos de las tribunas el “¡ohhh, no te vayas campeóoon… quiero verte otra vez!”, Sergio “Maravilla” Martínez hizo posible lo impensado: regresó al boxeo profesional a los 45 años, dejó atrás lesiones y seis años de inactividad, y ganó por nocaut en el séptimo asalto.

El combate, correspondiente a la categoría medianos, se realizó en el Malecón de Cantabria, en España, ante José Miguel Fandiño, un rival lento y con poco rodaje, pero justo para la velada del regreso del excampeón.

De entrada, el quilmeño tomó la iniciativa y acorraló al asustado y lento oponente, que llegó con el objetivo de cobrar la bolsa y apenas soltar algunas manos.

A Maravilla se lo vio razonablemente lento de piernas en comparación a sus mejores tiempos, en una situación esperada tras seis años de no competir de manera oficial, y encima estar enfrentando a un rival nueve años menos.

Los 45 inviernos no le terminaron pesando en el golpe por golpe al argentino, que de todos modos erró bastante de todo lo que tiró, pero no se ahogó en la segunda mitad de la pelea como se presumía que podía ocurrir por la edad.

Después de varios asaltos como protagonista, Maravilla terminó de liquidar el pleito entre el sexto y el séptimo round, haciendo un gran desgaste físico y acorralando a su rival. Incluso, regaló viejas postales de aquella histórica pelea contra Julio César Chávez Jr, bajando la guardia, sobrando la pelea, y levantó al público con clásicos movimientos de cintura y cabeza.

El desenlace llegó promediando el séptimo round, cuando Maravilla logró cruzar a su rival en el centro del cuadrilátero: tras algunos segundos en el piso, y mientras el árbitro contaba hasta seis, el rincón del español tiró la toalla. Maravilla se desplomó, arrodillado con los brazos en alto, por haberse sacado la mochila de volver a boxear y sepultar aquella pálida imagen que había dejado la última vez, el 8 de junio de 2014, contra Cotto.

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