Salieron ilesos de la “tormenta” de Santa Rosa…
Gimnasia empató sin goles con Huracán y la dupla técnica seguirá un tiempo más. El equipo albiazul intentó ganarlo y tuvo algunas chances, pero también estuvo cerca de perder el partido. Otra vez quedó en deuda con el rendimiento, pero, considerando el contexto en el que se jugó el partido, el empate fue un buen negocio.
La leyenda indica que a finales de agosto de 1615, cuando un barco con piratas holandeses estaba a punto de desembarcar en la ciudad de Lima, Isabel Flores de Oliva, popularmente conocida como Rosa, les pidió a los feligreses que eleven oraciones y plegarias para que llueva y así los holandeses verían trunco el objetivo de invasión. De allí surgió el origen del mito de la denominada Tormenta de Santa Rosa, que suele caracterizar al factor climático que todos los años llega entre los últimos días de agosto y los primeros de septiembre en América del Sur.
La semblanza bien podría ajustarse al presente de Gimnasia, que llegó al partido con Huracán con los técnicos en la mira, casi sin respiro, y con una relación desgastada con la Comisión Directiva.
Al igual que hizo Rosa en el siglo XVII, Leandro Martini y Mariano Messera lograron salvar por milagro el puesto como entrenadores (al menos hasta anoche no hubo informaciones contrarias), ya que el Lobo, que sumó otro partido sin ganar, casi deja los tres puntos en su cancha contra un Huracán que es uno de los peores de los últimos años.
El Lobo, que venía de sufrir a Lanús, también padeció los embates del Globo y fue superado en el primer tiempo, entre otras cosas por un planteo táctico que no dispuso de un volante central de marca para molestar o intentar cortar el juego de los adversarios. Miranda, Alemán, Insaurralde y Ramírez tienen características ofensivas y ninguno siente la marca. Y así le fue a Gimnasia, que apenas podía salir del ahogo y el desorden cuando la pelota le llegaba a Alemán.
Huracán estuvo cerca de abrir el marcador, y por momentos Gimnasia jugó de contragolpe.
En la parte final, otra vez con tardanza en los cambios, Gimnasia no salió de la fricción. Nunca pudo asumir el protagonismo colectivo como equipo dentro de la cancha y, con más empuje, Huracán volvió a llevar peligro con centros peligrosos por la izquierda.
Apenas con el ingreso de Chávez, el Lobo encontró frescura en los últimos metros de la cancha, y recién en ese momento el Globo empezó a mostrar fisuras y dudas.
Cuando la dupla entendió que el equipo necesitaba marca, mandó a la cancha a Mancilla y sacó a un delantero como Holgado. Entonces, dejó la impresión de que el empate le caía mejor.
El Pulga Rodríguez entró para jugar como delantero pegado al “9”, pero la pelota no le llegaba y se tuvo que retrasar demasiado alterando la función que le habían asignado.
Un gol anulado con polémica y otra definición perdida de Contín dejaron una sensación de mejora para Gimnasia en la parte final del partido.
Apenas esa mejora que trajo el milagro de la continuidad para dos técnicos queridos, pero con falta de experiencia para pelear objetivos importantes.