Se cumplieron 19 años de la palomita de Ginóbili en Atenas 2004

La Generación Dorada tuvo su estreno en los Juegos Olímpicos contra Serbia y Montenegro con un final épico, que tuvo una agónica definición de Manu.

Una de las hazañas más importantes de la historia del deporte argentino es la medalla dorada conseguida por la Selección Argentina de básquet en los Juegos Olímpicos de Atenas en 2004. Aquella Generación Dorada, conocida como “El Alma”, cortó con el poderío de los Estados Unidos, que siguió desde 2008 en adelante y que comenzó con una épica: la agónica palomita de Emanuel Ginóbili contra Serbia y Montenegro.

El equipo que dirigía Rubén Magnano contaba con varias figuras: Luis Scola, Andrés Nocioni, Fabricio Oberto, Carlos Delfino, Walter Herrmann, entre otros. Aunque sin ninguna duda, el más destacado de todos era Manu, que ya había conseguido su primer anillo de la NBA con San Antonio Spurs. Y fue él quien marcó el camino desde el arranque. La Albiceleste integraba el Grupo A con España, Italia, China, Nueva Zelanda y Serbia y Montenegro, quienes fue rival en el debut.

La histórica palomita de Manu

Un 15 de agosto de 2004, la Selección Argentina de básquet tuvo su debut por el Grupo A de los Juegos Olímpicos de Atenas. El rival era Serbia y Montenegro, y el duelo fue bastante parejo. A falta de un minuto, los europeos ganaban por tres puntos, 79 a 76, lograron estirar a cuatro con un tiro libre y la diferencia parecía inalcanzable. Andrés Nocioni descontó con un doble, Dejan Bodiroga volvió a poner a los serbios a tres con un libre, y ahí emergió la figura de Manu.

Con un doble y falta, llevó el ­partido a un 81-81 con solo 15 segundos por jugarse. Pero los rivales aprovecharon la posesión, ganaron una falta cometida por Fabricio Oberto y Dejan Tomaševi erró el primero pero convirtó el siguiente. Quedaban apenas 3,8 segundos en juego. Alejandro Montecchia recibió de­trás de media cancha, cruzó de banda con un giro fenomenal y soltó rápido para Ginóbili, que ­controló, dio un paso, se tiró de palomita y soltó la pelota a apenas centésimas de que sonara la chicharra. Manu cayó al piso, la pelota dentro del aro y Argentina ganó su primer partido en los Juegos ­Olímpicos de Atenas 2004 por 83 a 82. El resto es historia. Sin lugar a dudas, uno de los momentos más icónicos de la historia del deporte nacional.

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