After chabón: a 35 años de la muerte de Luca Prodan

Al músico italiano le bastaron apenas un par de discos y unos pocos años para, junto con su banda Sumo, cambiar el rock argentino para siempre. Diario Hoy repasa parte de su vida y obra

Nació en Italia en 1953 y se crio en el seno de una familia conservadora y pudiente. Se educó entre la élite europea en uno de los colegios más prestigiosos de allí. Vivió in situ

el apogeo del rock sinfónico, la explosión del reggae, el punk y el post-punk en Inglaterra, para luego llegar a la Argentina y cambiarlo todo.

El derrotero de Luca Prodan parece guionado para un filme, pero es la mismísima vida de un artista que trastocó el panorama musical del país luego de su llegada, a comienzos de los 80. La postal es conocida, pero no por ello menos importante: recién salido de un coma por una sobredosis de heroína, una foto de las sierras cordobesas que le había mandado su amigo argentino Timmy McKern (se habían conocido en el colegio escocés donde los educaron) lo hizo viajar hacia acá. Le quedaba una bala de plata. Había estado al borde de la muerte, no había más.

Ya en el país y a través de McKern conoció a sus primeros compañeros de banda con los que terminaría formando Sumo: Germán Daffunchio y Alejandro Sokol. Luego se sumarían Alberto “Superman” Troglio, Diego Arnedo, Ricardo Mollo y Roberto Pettinato.

Sumo fue una de las bandas más importantes de la década, en plena primavera democrática. De aquella escena (que tenía además a Los Redondos, Virus, Soda Stereo, Los Abuelos, además del inicio solista de Charly García, entre otros), la banda fue quizás la arista más visceral y salvaje. En definitiva, Luca era un extranjero llegado hacía poco. El universo (no solo) musical del cantante era el de un erudito. Lo conocía porque lo había vivido.

Sumo editó cuatro discos de estudio: Corpiños en la madrugada (1983, primero se editó como demo en cassette), Divididos por la felicidad (1985), Llegando los monos (1986) y After chabón (1987), además de algunas rarezas. Canciones como La rubia tarada, Mañana en el Abasto, El ojo blindado, Estallando desde el océano son considerados clásicos del rock argentino. De manera póstuma se lanzaron dos álbumes solistas: Time fate love y Perdedores hermosos. Ambos son de una belleza enloquecedora.

El reconocido periodista Oscar Jalil –autor del imprescindible Luca Prodan. Libertad divino tesoro, acaso el libro definitivo sobre el músico– escribió en Rolling Stone: “Como un prepotente hostigador, Luca barrió –en los tremendos 80– las nociones fundacionales del rock argentino. Ese impulso, urgente y desesperado, trajo consigo nuevas cadencias y atmósferas oscuras, pero sobre todo actualizó la forma de entender el rock (…), captó el instante y lo hizo explotar muy al sur de todas las cosas”.

En sus últimos años estuvo ­afectado por el consumo problemático del alcohol. Lo encontraron muerto en la habitación de su casa, en el barrio de San Telmo. Un par de años le bastaron para dejar la música de esta tierra patas para arriba.

Noticias Relacionadas