El secreto familiar de Jack Nicholson

Con un don indiscutible, Jack Nicholson comenzó su carrera en la actuación. Su versatilidad a la hora de hacer interpretaciones lo convirtieron en un notable profesional en cine, teatro y televisión. Este fue su sueño desde su primera juventud y, en más de una oportunidad, afirmó que deseaba seguir los pasos de su estrella preferida, que no era otra que Marlon Brando.

A mediados de los años 50, Jack terminaba sus estudios secundarios y abandonó la ciudad de New Jersey donde nació para instalarse en Los Ángeles.

En búsqueda de su destino, los inicios no fueron fáciles ya que debió trabajar duramente para obtener un empleo. Luego de un año logró ingresar a la productora Metro Goldwyn Meyer. Si bien esta situación era positiva, no satisfacía las expectativas que tenía en ­relación a la búsqueda de un futuro pero estaba en el lugar correcto para foguearse en el circuito ­artístico.

De esta manera, el hombre se dedicaba a ordenar y responder las cartas que los fanáticos enviaban para Tom y Jerry, ganando treinta dólares por semana. Comenzó a tomar clases de arte dramático y en ese contexto pudo conocer al director Roger Corman, que luego lo contrataría para la película The cry baby killer, estrenada en 1958.

Tiempo después estaría presente como director en El terror y en Drive he said. En 1969 se animaría a dar el salto como protagonista en Easy rider, y esta interpretación le valdría una nominación a los premios Óscar.

Por aquel entonces la popularidad comenzaba a acercarse pero también la verdad en relación a un secreto familiar que estaba oculto desde hacía añares.

Sucede que antes de la llegada de los años 60 Jack quiso cambiar su carnet de conducir y en ese mismo momento supo que no tenía acceso a su partida de nacimiento. Es por ello que obtuvo un carnet provisorio que indicaba dónde llegó a este mundo, y quién fue su mamá.

Años más tarde, la mujer abandonaría este mundo, al igual que su hermana June. Una vez que se quedó solo, él descubrió que su hermana en realidad era su madre. Había quedado embarazada de muy joven y para evitar el tan mentado “qué dirán” decidieron ocultar esta situación y resolverla de la mejor forma posible.

Entonces sus abuelos Ethel y John se hicieron cargo de su crianza y formación profesional. La incógnita sobre quién fuera su papá biológico nunca fue resuelta, debido a que en el transcurso de sus 84 años de vida Nicholson nunca quiso ocuparse del tema.