entrevista exclusiva

“Escribí y grabé endemoniadamente sin ninguna expectativa alguna más que la de encontrarme”

En diálogo con diario Hoy, Guadalupe Álvarez Luchía presenta su nuevo material realizado en Madrid que presentará en una única función.

Bajo las influencias de los grandes artistas como Luis Alberto Spinetta, Juana Molina, Liliana Herrero, Mercedes Sosa y géneros circulares la música popular o ritmos alternativos, la artista argentina Guadalupe Álvarez Luchía dio inicio a su carrera.

Ahora, se expande hacia el Viejo Continente, más precisamente a las tierras madrileñas donde decidió instalarse hasta nuevo aviso.
Tras dejar el dueto conformado junto a Javier Calequi, la intérprete puso manos a la obra para lograr componer y producir un álbum único que contó con colaboraciones de amigos íntimos.

Se trata de Terrazas, un material de estudio que la traerá nuevamente a su país natal para aunar sus fuerzas en un show único donde dará a conocer el trabajo reciente y se reunirá con los seguidores de siempre. La función única tendrá lugar el 15 de abril en Caledonia.

Durante una charla íntima con este multimedio, la cantante repasó sus mayores logros pero también reflexionó sobre cómo se llevaron a cabo sus modos de producción en tiempos de confinamiento preventivo. Además, detalló las vicisitudes de su obra.

—Tras el advenimiento de la pandemia hubo una suspensión de la vida tal como la conocíamos. ¿Cómo lo viviste? ¿En qué tareas estuviste inmersa?
—Mi álbum se gestó en el confinamiento en el estudio de mi terraza en Madrid, España. Había tanto silencio alrededor que si no componía tenía miedo de desaparecer. De esta manera, compuse, grabé y mezclé las diez canciones sin descanso alguno durante todo un mes con los elementos que tenía a mano como lo fueron mis guitarras, mis cacharros y mi voz. Además, escribí y grabé endemoniadamente sin ninguna expectativa alguna más que la de encontrarme.

—Sobre este material que traes a la Argentina y estarás presentando en una única función, ¿qué podés contarnos? ¿Cuál es el concepto estético? ¿Tiene hilo determinado conductor?
—La temática o recorrido es tan solo el de la búsqueda. Es por ello que las canciones poseen estructuras poco convencionales, en algunos casos, como sucede en las tituladas Dos casas blancas y un tanque de agua; La herida en la lengua; y Escura verdad. Todas ellas tienen codas y puentes más largos.

Sucede que me crié escuchando a Joni Mitchell desarrollando estrofas eternas, quería dejarme llevar por esos caminos.
Mis creaciones están hechas en un momento puntual, no es un recopilatorio ni hay canciones descartadas como, a veces, sucede en otros procesos de grabación. En este sentido, estas son canciones sin filtro y sin pretensiones más que las de encontrar la forma mía, incluso aunque tuviera más de dos brazos y dos piernas.

—Dado la impronta personal que tiene este material, ¿por qué recomendarías al público que escuche el disco?
—A mí me gustan los procesos, y esto es eso, ser partícipe de un proceso y no de un resultado. Sería sentarse a ver a una mujer desenmarañándose con sinceridad, básicamente... Escucharla, desenredarse el pelo, a veces con suavidad y a veces tirando de los nudos con el demonio dentro.

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