Fela Kuti, el inventor del afrobeat

El músico y activista nigeriano fue quien llevó adelante esa música tan indómita como universal. A 25 años de su fallecimiento, un recorrido esencial por su vida y obra.

Fela Kuti nació en octubre de 1938 en Abeokuta, suroeste de Nigeria, a pocos kilómetros de Lagos, la capital. Su nombre completo era Olufela Olesegun Oludotun Ransome-Kuti. Los Kuti eran una familia de clase media, de tradición culta (uno de sus primos fue Nobel de Literatura), educados en Londres, con fuerte vinculación con la música y determinación anticolonial.

Él también se educó en Londres y a su vuelta, hacia mediados de los 60, fundó los Koola Lobitos & Tony Allen. Hacia fines de esa década emprendió su primer viaje por Estados Unidos, donde grabó su disco debut: fue allí que se empapó de la teoría y las lecturas del black power. Hay que señalar que Nigeria se independizó en octubre de 1960.

El afrobeat es un estilo musical que resulta de la combinación de música yoruba, jazz, highlife y funk. Los desarrollos instrumentales de estos géneros están muy vinculados, por lo que se puede ver una preponderancia de la percusión y los ­vientos. Fela era sobre todo trompetista y saxofonista.

Las canciones solían ser extensas, con largas letras sobre el panafricanismo y la raza. Se popularizó en África hacia la década de los 70 y encuentra en su acta fundacional el nombre del artista ya mencionado.

El creador de esta música viene de ese contexto, nació en un lugar que se independizó hace sesenta años y que ostenta un historial de gobiernos y castas militares enquistados en el poder.

En Lagos manejó dos clubes que serían más que eso. Primero el Shrine y luego el Kalakuta Republic: hogar, santuario, lugar de encuentro, especie de comité político panafricanista, oficina, boliche musical.

Lo más sonante de la obra de Fela tuvo lugar durante la década del 70, inmediatamente después de que se ci­mentara el género. En esos años grabó sus discos más importantes, y radicalizó cada vez más su posición, ubicando al afrobeat a escala mundial.

Dentro de su discografía, el clásico Zombie (1976) no cayó nada bien a las autoridades del país. El 18 de febrero de 1977 un millar de militares se abalanzaron sobre Kalakuta: quemaron todo el lugar, torturaron, golpearon y violaron a las mujeres. Incluso tiraron a la madre de Fela por la ventana, causándole lesiones que años después finalmente provocarían su muerte.

Dejaron hecho cenizas el estudio, se perdieron grabaciones y gran parte de un registro documental. Muchas de las biografías sobre el músico coinciden en que este hecho lo dejó herido para ­siempre.

Fela fue un reconocido y porfiado cruzado frente a la homosexualidad, a las luchas feministas, de la cual su madre fue pionera en su país.

Toda la vitalidad y claridad en la lucha panafricanista y de igualdad racial se volvía pura miopía en esos puntos. Músico genial, defensor de la raza negra, misógino, promiscuo patriarca y homofóbico.

“He estudiado mi cultura profundamente y soy consciente de sus ricas tradiciones. El ritmo, los sonidos, la secuencia de la tonalidad del acorde, el efecto individual en cada instrumento y en cada sección de la banda. Hablo de todo un continente en mi música”, dijo.

Las décadas del 80 y 90 no fueron de las más prolíficas ni contundentes. Su obra musical se vuelve dispar durante esos años. En 1993 la Motown le acercó una oferta millonaria para reeditar toda su obra y él la rechazó.

Agosto de 1997 y Nigeria arde, otra vez: en un peregrinar infinito detrás de su ataúd, casi un millón de personas se abalanzan. Es posible. Su ritmo y su melodía aún reverberan. Siempre habrá un puño negro elevándose al sol.

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