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Guillermo Coda: “No hago un balance aún porque el camino continúa”

En diálogo con este multimedio, el músico reflexionó sobre el camino andado, pero también presentó los proyectos que se trae entre manos junto a sus amigos íntimos.

Nacido y criado en la ciudad de las diagonales, el músico y compositor Guillermo Coda se codeó con la música desde su primera infancia.

Luego, poco a poco, comenzar a cursar sus estudios en el conservatorio, por un tiempo considerable, y luego fundar sus propios proyectos con los amigos de la vida.

Así nació la primera banda llamada Bar 39, siguieron otras y finalmente comenzó a rodar el grupo ­Peligrosos Gorriones, que también supo integrar.

Esta formación cosechó una obra que continúa vigente gracias al exquisito repertorio en su haber.

Durante una entrevista con este multimedio, el también guitarrista se expresó sobre los inicios en el arte, los primeros proyectos y la actualidad que vive con innovadoras propuestas.

—¿Bajo qué condiciones te adentraste en la música? ¿Cómo se dio este proceso en el arte?

—Desde que estaba en la panza de mi mamá ya que, en mi casa, siempre hubo música.

Por otro lado, los Beatles fueron los primeros, para variar. Después vino el camino por el conservatorio de música de La Plata durante unos años y después el rock and roll. Ahora, la música en cualquiera de sus estilos. Hoy solo tengo una condición: que me guste.

—¿Cuál es el balance que realizás sobre el camino andado?

—No hago un balance aún porque el camino continúa.

—¿Qué significado tiene el arte en tu vida, hoy por hoy?

—Me salva día a día, literalmente.

—¿Cuáles son las fortalezas y debilidades que encontraste en el camino?

—Todas, que son la que me hicieron y me hacen aprender.

—¿Qué resaltás sobre tu paso por la célebre banda Peligrosos Gorriones?

—Los Gorriones son mi primer amor, con todo lo que eso significa. Es como ser socio de un club de fútbol. Es decir, es a perpetuidad, estemos tocando o no.

—¿Cómo te encuentra este presente en la música?

—Actualmente estoy en un proyecto con Pablo “Pali” Silvera, bajista de Estelares, a quien conozco de niño y también junto a él formé mi primera banda de rock a los 17 años, ese proyecto se llamó Bar 39.

Es como volver al principio, con el único objetivo de ­divertirnos.

—¿Qué inspiraciones te surgen cuando llega la hora de componer tus canciones?

—La inspiración es la vida misma: desde que me levanto y hasta que me acuesto, e inclusive cuando sueño. Todo es posible de ser utilizado a la hora de escribir algo o inventar una melodía.

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