La Bresh: oda juvenil para todas las generaciones

La fiesta del momento traspasó fronteras y pantallas. Su productor Juane dialogó con este multimedio sobre el fenómeno cultural.

Hace algunos años, un grupo de amigos que iban terminando la década de sus veinte puso manos a la obra para componer un evento performático y cultural que aunara propuestas versátiles.

En ese sentido, buscaban darle entidad a un evento que los identifique, los libere y dé rienda suelta a la autenticidad por fuera de los estereo­tipos y las normas hegemónicas.

De esta manera surge la fiesta Bresh. Creada por productores y musicalizadores con vínculos en común, hicieron la primera edición en un boliche porteño sin saber que se consagrarían en un éxito que traspasaría las fronteras.

Las primeras entregas ocurrieron con mucho suceso: la clave estuvo dada por los períodos musicales que contuvieron, recorriendo los hits de los años 70, 80 y 90. También brindaban la importancia necesaria a los temas del momento propios de los nuevos géneros que predominan en la actualidad.

Desde la primera noche, esta idea fue un boom asegurado y comenzaron a gestarse otros encuentros con la misma idiosincrasia hasta instalarse como un clásico de la noche.

Con el paso del tiempo, lograron la edición continua hasta que la vida tal como la conocíamos sufrió un freno debido al advenimiento de la pandemia de coronavirus. Es decir, las personas solo podían salir por lo mínimo y necesario, entonces todas las actividades transcurrían puertas para adentro.

Por eso, los buenos muchachos insistieron en encontrarle la vuelta y así fue como surgió “La Bresh en casita”.  Es decir, transmitían en vivo desde las redes sociales. Toda la familia podía disfrutar del evento y así sentirse acompañados.

En la actualidad, las condiciones de las actividades culturales volvieron a la normalidad y estas fiestas pueden disfrutarse en suelo nacional pero también cruzaron fronteras y realizaron ediciones internacionales.

En diálogo con este multimedio, Juan Ernesto Rodríguez, más conocido como Juane, que ejerce como disc jockey y productor de la movida cultural, reflexiona sobre el boom del que forma parte y detalla cuáles son las pautas a tener en cuenta para cada edición.

—¿Cómo podés definir al fenómeno que ocurre con este evento?

—Es difícil poner en palabras lo que ocurre en las fiestas Bresh, quizá pueden contarse de forma cronológica desde que llegás. Sucede que la bienvenida se da con caramelitos, buena onda, y que todos se sientan bienvenidos. Luego tenemos sector de recepción para que se saquen fotos, entre otros. Esta es la previa del universo de la fiesta, luego estás en el evento en sí, donde lo más importante es la música. En la Bresh, la música es un hitazo tras otro. Es para la gente. La música es de todos los tiempos, suenan todos los géneros, los clásicos, entre otros.

—Múltiples generaciones se adhieren al evento, ¿por qué creés que existe este seguimiento?

—Tiene que ver con la contención y el cuidado que se les da a los presentes. Entonces es por ello que desean regresar. También es un fenómeno de principios de la pandemia. Una vez que sucedió el confinamiento obligatorio, se dio “La Bresh en casita” y allí acompañamos a la gente que estaba encerrada sola o junto a su familia. Allí los ayudamos a transitar este momento. Entonces estuvimos dentro de sus casas, pero luego, con la apertura paulatina de las actividades, se dio que pudieron conocernos en la vida real.

—¿De qué manera eligen el repertorio?

—Tenemos un montón de momentos que hacemos en cada una de las fiestas y están dados por períodos históricos. Es decir, hay combos de canciones que hacemos, aunque, a veces, los dejamos descansar, algunos vuelven y otros no. También se generan otros recientes con canciones nuevas u otros con las reversionadas. Esto se da de forma natural, sin planearlo en una fiesta. No es un proceso sistematizado, pero sí tenemos en claro la estructura sobre cómo se lleva la noche.

—¿Qué balance realizás de cada una de las entregas del ciclo en la que estuviste inmerso?

—Estuve en cientos de las ediciones, puedo hacer un balance de ser parte de la Bresh. Como DJ es increíble, por el hecho de la conexión que se genera con la gente y se libera una energía fantástica. Además, conocí gente en todo el mundo, te das cuenta cómo las personas se copan con esto y las relaciones culturales que allí se generan.

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