Entrevista exclusiva con Ximena Capristo

“La fama instantánea no existe, se esfuma”

En diálogo con Hoy, la actriz y vedette habla de ¿Y cómo lo hacemos?, la obra que esta noche presentará en nuestra ciudad junto a su pareja, Gustavo Conti. Además, sus deseos de ser madre y el éxito después del reality

Hace 15 años, de la mano de un reality, Ximena Capristo se daba a conocer en el mundo de la farándula. Gran Hermano fue el ciclo que le abrió las puertas del medio y gracias a su esfuerzo y perseverancia nunca se volvieron a cerrar. Incluso, gracias al programa Ximena conoció a Gustavo Conti, su pareja desde entonces y su compañero en ¿Y cómo lo hacemos?, la obra que esta noche a las 21 presentarán en el Teatro La Nonna (47 esquina 3).

“La obra es una comedia romántica acerca de una expareja que no se ve desde hace siete años. Ellos se reúnen cuando mi personaje lo cita en una plaza de un punto muy raro de la ciudad. Él piensa que ella va a pedirle disculpas por la manera en que terminaron, porque lo dejó por un amigo de él, pero en realidad ella le va a pedir otra cosa. Es un pedido insólito, la sorpresa de la obra”, relata Ximena en charla con Hoy, y destaca: “Ella viene con un propósito y va a hacer cualquier cosa para que él diga que sí. Aunque va a ser muy difícil, porque él quedó muy mal por la situación de ruptura: mi personaje lo deja porque su padre le aconseja que se busque un hombre de profesión y con plata. Así que cuando se ven salen muchos de estos reproches a la luz. Todo en tono de comedia, obviamente”.

—La obra tiene un mensaje que tal vez te tocó de cerca, ¿cómo te llegó la propuesta?

—Esta obra la escribió Jorge Medina, quien además es psicólogo y estudia desde otro punto a la gente y escribe desde ese lado. Uno escucha al público y si bien hay cosas que sorprenden en el relato, te morís de risa. Yo leí la obra y me pareció genial. Deja un mensaje. Además me sentí identificada porque nosotros también queremos ser padres a cualquier precio, aunque por ahora decidimos seguir buscando en forma natural porque no hay nada que nos impida serlo por ese medio. En estos cuatro años que estuvimos buscando, dos de ellos estuve de gira y estaba fuera de mi casa. Eso no daba la posibilidad. Era todo más difícil. Este guión me toca de cerca y me puse en la piel de Sandra, que es mi personaje. Me pareció genial la historia.

La vida te enseña que no podés programar todo. Nuestro lugar es el teatro. A mí me gusta más que la televisión, que es un ambiente muy frívolo. En cambio, con el teatro tenés la respuesta inmediata de la gente y te das cuenta si les gusta lo que estás haciendo. En estos 15 años de poder trabajar de lo que me gusta, pude elegir y elijo el teatro. Esto nos enseñó a esperar y ser cautelosos en muchas situaciones. Lo bueno es que pudimos elegir entre algunas obras y surgió esta.

—¿Cómo es trabajar con Gustavo?

—A nosotros nos encanta trabajar juntos y esta no es la primera vez que lo hacemos. Lo más difícil son los ensayos, cuando discutimos si alguno se olvidó la letra, así que necesitamos una especie de intermediario en eso (risas). Como nos conocemos tanto hay veces que intercambiamos opiniones que hacen que nuestro director se ría mucho. Pero después cuando la obra ya está estrenada se dan cosas que con otro actor que tal vez no conocés tanto no se darían. Entre 

Sandra y Aníbal se terminó el amor y nosotros tratamos de darle provecho desde ese lado al combinar nuestras vidas. Nos encanta ponernos en el traje de otra persona, porque hay cosas que se dicen que nosotros no nos diríamos ni locos.

—¿Ya está superada la crisis que vivieron el verano pasado?

—La crisis del verano fue una crisis como la que puede tener cualquier pareja. Fue un desgaste porque durante la temporada en Mar del Plata estuvimos viviendo en un lugar donde no estábamos acostumbrados. Nos sentimos con la falta de muchas cosas de cuando no estás en tu casa y no nos sentíamos cómodos. El problema fue de convivencia. Pero tratamos de salir de la mejor manera posible, el amor siempre estuvo intacto, no hubo ningún tercero o tercera en discordia. Llegamos a Buenos Aires y no hubo más problemas. 

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