Manuel Vignau: “La industria audiovisual está complicadísima”
Algo con una mujer, de Luján Locioco y Mariano Turek, trae de vuelta al cine a Manuel Vignau en un rol diferente. En diálogo con diario Hoy, el actor cuenta detalles de la vida en pandemia y su trabajo.
El platense Manuel Vignau comenzó de muy joven a actuar. Su formación lo llevó a espacios como Andamio 90 y más adelante a Timbre 4. Luego del teatro llegaría el cine y algunas participaciones en televisión. “Yo me siento más cómodo en el teatro, es en donde puedo experimentar más, en cine siento que todavía voy y participo en un rol más tradicional”, dice a diario Hoy.
“Con Luján Loioco ya había participado en un mediometraje y en una película muy valiente que es La niña de tacones amarillos. Me acercó esta propuesta, en la que vuelvo a trabajar con María Soldi, ella es Rosa, ama de casa fanática de los detectives, que se la pasa escuchando radioteatros y leyendo hasta que un día ve un crimen real. Paulino, mi personaje, su marido, es un hombre de esa época, que le dice que no se meta en sus asuntos”, cuenta el actor y agrega: “Si bien ya había hecho algo en TV con Luis Ortega en Lo que el tiempo nos dejó, es cierto que la ropa ya te porta de otra manera para actuar, esos pantalones hasta la mitad del tórax, ya te hacen actuar de otra manera”.
Vignau es recordado por participar en películas claves de Marco Berger, Plan B y Hawaii. “Con Marco pasó un poco como con Luján, nos conocemos hace miles de años, hicimos un corto en celuloide, que se llamó Una última voluntad y después las películas. Plan B se rodó en ocho jornadas, los fines de semana y con un presupuesto de, ponele, 40 .000 pesos, nunca imaginamos el recorrido en festivales que iba a tener, no sabemos cómo llegaron ahí. Para la siguiente se armó una estrategia de crowfunding, fanáticos de Plan B de todo el mundo participaron con dinero, hubo hasta uno que puso 10.000 mil dólares”, afirma. Reinventándose en medio de la pandemia, adaptando sus clases de teatro y armando un proyecto, reflexiona: “Creo que el teatro es una experiencia que se completa con los cuerpos, de los actores y los espectadores, considero que todos estamos haciendo lo que podemos en este tiempo y todo es válido, de hecho se han pasado algunas obras en las que participé y de alguna manera ayuda a los actores, cuando pasan una película mía yo cobro por Sagai algo pero la industria audiovisual está complicadísima, los técnicos no reciben nada”.