entrevista
Marcos Montes: “El reconocimiento es lindo, es reconfortante y a la vez no sucede de una manera invasiva”
El talentoso intérprete presentó película, serie y en breve vuelve al teatro con Bela Vamp, dirigido por el gran Alfredo Arias
Marcos Montes es uno de los grandes referentes de la escena nacional. Si bien el teatro es su lugar natural, el cine y la televisión lo convocan para sumar su expertise. Al reciente estreno de No va más, en cines, se suma en STAR+ la nueva temporada de Planners. Mientras espera su vuelta al teatro de la mano de Alfredo Arias, hablamos con él para conocer detalles de su carrera.
—Estrenaste No va más, con Carlos Portaluppi como compañero y Carlos Kaspar, y la volvieron a entrar a ver juntos, ¿cómo fue compartir la función con ellos?
—Volver a verla con los compañeros, con gente, estuvo muy bien. Tenía muchas expectativas yo como serenidad, porque básicamente salió como estaba, creo, con unas correcciones, pero mínimas. Así que me reencontré con la historia, que fue lo que nos pasa un poco a los actores. Que cuando dejamos de filmar y terminamos pasamos a otro imaginario, a otro mundo, a otras necesidades y queda un poco en suspenso mucho de eso que en un momento requirió tanta concentración y tanta inversión. Luego, bueno, uno vuelve como contactarse todo con esta realidad y es bastante sorprendente.
—Te conocemos mucho por tu trabajo en el teatro amigo, ¿cómo vivís esa diferencia entre el vivo del teatro y las filmaciones y reencontrarte con Carlos, por ejemplo?
—Es una de esas cosas muy afortunadas que me pasan en la carrera, que es poder volver a trabajar con Carlitos, poder volver a encontrarnos desde nuestra dimensión humana también, no solamente desde la artística. Empezamos juntos, trabajamos muchísimo juntos cuando éramos muy jóvenes. Armamos nuestro grupo de teatro, humor y dramaturgia y durante tantos años presentamos obras. Es una cuestión familiar prácticamente y encontramos en esa cuestión familiar cuando nos estamos poniendo a preparar el guiso de una ficción es algo de una alegría enorme, nos toque ser amigos o enemigos. Tenemos una conexión visual y física tan de grado de confianza que es una alegría enorme y suerte cada vez que sabemos que el otro va a estar, una cosa para la que nos llaman, nos ponemos felices.
—¿Por qué querías dedicarte a la actuación?
—Yo tuve como una revelación, digamos. Siempre digo como si fuera algo prácticamente místico, como es el nacimiento de una vocación. Recuerdo que es un momento que conocía a una monja, que en realidad era una novicia y cuando la ordenaron monja el cura que la confesaba contó, siento un llamado. Y yo era adolescente en esta época, pensaba que era eso de sentir un llamado, pero ciertamente fui llegando a lugares a los que yo no hubiera ido. Yo no hubiera estudiado teatro, pero las cuestiones me fueron llevando a estudiar teatro y cuando entré al teatro me di cuenta de que ahí había un lugar para mí. Es decir, que no solamente había un lugar donde estaba esperando que yo era de ese lugar, pero que yo no lo había sabido, porque no había tenido en mi caso una estimulación artística. No tenía parientes artistas y con eso me hubiera dado cuenta mucho antes de mi sensibilidad, de mi pertenencia al mundo del teatro y cuando llegué, entré y empecé, me di cuenta, de una manera imperceptible, que era eso. Al punto tal que yo estudiaba veterinaria y el año en el que dejé, en cuarto año, aparecía el teatro. Y me acuerdo de que en cinco o seis meses vendí todo lo que tenía y regalé todos los libros. Había encontrado mi lugar. Recuerdo también una tarde que se me hizo como una revelación saber que yo era actor con todo lo que implicaba. Digamos, con todos los periodos de desempleo, con todas las excepciones que puede traer, con todos los altibajos, los momentos de gran euforia. Digamos, por ejemplo, cuando ganás un premio que son entre 24 y 36 horas de emoción absoluta y después de la 36 hora estás desesperado buscando a ver quién te va a dar algo de trabajo, o si te van a dar un bolo. Y yo sabía que era esa la vida que me esperaba y la vida que iba a abrazar y a sentirme agradecido. De haber encontrado esta misión, esta revelación, fue hermoso.
—¿Cuándo vos te sentiste actor?
—Después de mi primer trabajo profesional. Estuve 7 u 8 meses sin trabajo y recurrí a una cosa que yo hacía antes, que era a dar clases de inglés, y me acuerdo de que en un momento también flaquearon la clase de inglés y encontré la confirmación de que eso era yo.
—El gran público también empezó a conocerte por tu participación en series, películas, ¿cómo lo manejaste?
—Yo siempre tuve reconocimiento en el aspecto de que siempre mi trabajo ha sido tomado con alegría, con afecto y con admiración también. Entonces, lo que sucede, que una gran exposición en la parte audiovisual, cosa que últimamente, como vos decís, se viene revirtiendo. Y ese reconocimiento es lindo, es reconfortante y a la vez por suerte no sucede de una manera invasiva o como puede pasar con la gente famosa, que no te deja disfrutarlo. Yo tengo la alegría, para mí como persona y para mí como artista también, de poder seguir viajando tranquilamente en un colectivo, en el subte y si hay alguien que me reconoce, quizás antes de bajar surgen ahora felicitaciones. Así que siempre lo vivo con felicidad y siempre es una muestra de afecto y una confirmación, necesariamente, de que el trabajo está bien hecho.
—¿Cómo viene de trabajo este año?
—Afortunadamente estoy en este momento filmando la serie basada en la vida de Cris Miró, que se va a llamar como ella, para Flow. Estreno en El Extranjero Bela Vamp y se repone Carnicera. Puede ser una obra llamada Mi querido señor Mozart, con un objeto de vientos y cuerdas en el Teatro Picadero. Y en abril repongo El hombre de acero. Mucho trabajo, muchísimo trabajo. Y en Netflix está Elena sabe, donde también participé.