entrevista

María José Santacreu: “El tema de la preservación es algo que no le interesa a casi a nadie”

Al frente de una de las cinematecas más importantes del mundo, reflexiona sobre el estado de situación de Argentina y Uruguay en materia de preservación.

Tras el estreno ayer de La vida a oscuras, una semblanza sobre la vida de Fernando Martín Peña, uno de los preservadores audiovisuales más importantes de Argentina, María José Santacreu dialogó con Hoy acerca de la importancia del cuidado del acervo cultural y su rol de Coordinadora General de la Cinemateca Uruguaya, una de las más importantes del mundo.

―Lo que me interesa hablar con vos es el tema de la preservación, que en Argentina es algo que siempre queda en último lugar. ¿Cómo es un poco la experiencia de la Cinemateca Uruguaya?

―En realidad, lo que les pasa en Argentina es un poco la regla, aunque capaz que acá es un poco peor, quizá porque directamente no tienen la Cinemateca, no se termina nunca de concretar. Pero el tema de la preservación, hay que ser francos, es algo que no le interesa casi a nadie. Y a nivel político, a nivel de gobierno y todo eso, es muy difícil encontrar interlocutores interesados. Normalmente se ve como un gasto, es algo que es muy caro de hacer, y aparte requiere algo que es, sobre todo para las bibliotecas públicas, muy difícil para nuestros países, que son políticas de Estado. Y al cambiar los Estados ya está, se pierde cualquier cosa.

―¿Al cambiar los gobiernos?

―Sí, tener acuerdos en el largo plazo, porque de lo que estamos hablando es de algo que requiere justamente una estabilidad, o sea, políticas... No solamente el material fílmico requiere una estabilidad de conservación de temperatura y de humedad para no corromperse, sino que requiere también de esas políticas con esa misma estabilidad, que no venga un gobierno de muchos recursos y al siguiente cero recursos, porque eso es justamente la clave para el desastre. En el caso de Cinemateca Uruguaya hay un agravante que es que la Cinemateca es una institución privada, o sea, surge de la fusión de dos videoclubes, que es el Cine Universitario y Cine Club. Ese era su nombre, que bueno, cansados de andar corriendo detrás de las copias dicen, bueno, hagamos una cinemateca, consigamos copias que nos podamos quedar, y así no tenemos que estar siempre dependiendo de coleccionistas y viendo cómo programar. Entonces, la Cinemateca Uruguaya nace como un cineclub, como la cinemateca de dos cineclubes y es por tanto una asociación civil. Entonces, en nuestro caso, bueno, por esto que te decía al principio de la estabilidad y la no fluctuación, fue prácticamente imposible, porque lo que fluctuaba en nuestra casa ni siquiera era el apoyo estatal, sino también era la posibilidad propia de obtener recursos de la exhibición. Estábamos obligados a que el cineclub diera tanta ganancia como para sostener un archivo que fue creciendo muchísimo, que hoy día tiene unas 20.000 películas, no todas en formatos fílmicos, en todos los formatos profesionales, no profesionales, magnéticos, digitales. Bueno, un poco esa es la realidad de hoy, creo, de nuestras cinematecas, la argentina inexistente, la uruguaya con una naturaleza jurídica problemática. Y aparte que el tema también de la exhibición constante tiene otra dificultad y es que vos las copias las estás usando muchísimo más quizá de lo que sería conveniente para preservarlas. Y esto sin empezar a hablar de los procesos que se requieren para mantener, para restaurar, para los materiales uruguayos; hay materiales que ya entraron complicados a archivos, no es que los materiales se hayan corrompido luego de que entraron, sino que ya entraron con síndrome.

―¿Qué podemos encontrar en la Cinemateca Uruguaya?

―Bueno, yo te diría que la Cinemateca, al ser el cine uruguayo, digamos, si digo que es muy reciente me mato, porque no es reciente, hay ejemplos de películas uruguayas: la primera que se conserva es de 1923, pero los primeros registros fílmicos son de 1898, o sea que existía el cine, pero nunca tuvo un desarrollo importante, porque era tan caro hacer películas y había tan poco apoyo, que nunca se desarrolló una industria o ni siquiera una semilla de una industria. Por lo tanto, los materiales que la Cinemateca Uruguaya guarda son, bueno, ese cine siempre incipiente, hasta que surge con la facilidad del video y empieza a afianzarse, no solamente la facilidad del video, sino también la facilidad de la comunicación que permite extender otros fondos. En la Montevideo dictatorial de 1970, hacer una película, buscar fondos para la producción mandando cartas... A partir de esa fecha, todo el material documental o de registro que se pudo recopilar. Luego, no tenemos el depósito legal del cine uruguayo, o sea que no tenemos todo para extraer los recursos de la exhibición. Así que una parte de los recursos fueron a que la gente siguiera yendo al cine, y para seguir realizando la función de formación de espectadores que creo que fue muy importante.

―¿Cómo es la rutina diaria en la Cinemateca?

―Todo el mundo te dice, qué lindo trabajar en la Cinemateca, y esa parte linda la ves relativamente poco, porque el día a día los problemas de la supervivencia cada vez te llevan más esfuerzo y recursos de tiempo y de personas para poder mantener todo. Tenemos tres salas de exhibición, con tres funciones diarias, sin descanso, lo cual lleva un montón de gestión, porque tenemos estrenos, tenemos ciclos, hay en algún momento de festivales, digo, pasa todo. Es un equipo pequeño para realizar tanto la tarea de gestión como la tarea de mantenimiento y de los problemas que puedan surgir, y también de conseguir fuentes de financiación de esas actividades, estar todo el tiempo ideando cosas que puedan llegar a darte determinada ganancia para que no se te venga abajo todo. Porque el archivo, si se rompe el equipo de frío, tenés que tener el dinero para arreglarlo inmediatamente, por esto que te hablaba de las no fluctuaciones. Entonces, hay veces que cuando estoy cansada pienso, bueno, al final, hay veces que es lo mismo trabajar en la Cinemateca que con cualquier empresa que tenga problemas. Después la parte linda, bueno, cumplimos 70 años, hicimos muchas actividades, tenían como finalidad marcar esa función que aparte tiene que ver con el amor de las personas, porque los que están ahí trabajando... nadie trabaja en una Cinemateca si no te gusta lo que hacés. Estamos todos en la misma, es como una esperanza y una desesperanza al mismo tiempo.

Los tiempos contemporáneos

―Fuera de tu trabajo, cuando tenés un tiempo libre, ¿qué buscás ver?, ¿tenés algún autor o autora favoritos?, ¿hay alguna película que vos decís, esta película yo mínimo la veo una vez al año, y la veo en la Cinemateca o en mi casa?

―Es un problema el tema de la profesionalización, también te lleva a que te resulte a veces complicado mirar películas con la inocencia con las que las miraba cuando era solamente una espectadora; creo que la lucha es siempre recuperar eso. Y creo que en realidad lo que busco en las películas es que, bueno, que salgan siempre de lo cómodo, que estén como en esa búsqueda constante, eso es lo que más me gusta.

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