Entrevista exclusiva
Mariano Villasante: “Necesito expresarme con el arte”
En diálogo con este multimedio, el cantante reveló su estadío actual y presentó su nueva producción.
Artista y compositor, Mariano Villasante disfruta de su etapa como solista y ahora se encuentra en plena promoción de su más reciente producción. Durante una entrevista con este multimedio, el también cantante reveló cuáles son los detalles de la obra que se trae entre manos, reflexionó sobre el estadío actual de la autogestión y la cultura.
—¿Bajo qué circunstancias te adentrás en el arte como músico solista?
—Mi proyecto solista es prácticamente una cruzada, una quimera, una intención sin frenos, un más allá de todo. Y eso lo hace mágico y misterioso a la vez. Siento que tardé en darme cuenta al principio; que no había alternativa después.
—¿Qué reflexiones amerita tu paso por diversas formaciones grupales?
—El trabajo en equipo, en grupo, es muy diferente; tiene un potencial único, avasallante, cuando todos los deseos se conectan. Pero también puede ser poco feliz hacer música con quiénes no te une ese sentimiento. Cuando logré liberarme de eso, vino el camino solista. Vinieron los hijos, el libro de Crónicas abiertas, el blog No tan solistas, volver a Adrogué, el disco La música se comparte y ahora La fuerza, el que considero mi mejor trabajo. Así que la opción para seguir adelante, después del trabajo con mi banda Ánima Bendita, era encontrar a los músicos, compas, productores, estudios que coincidan en esa empatía musical.
—¿Qué detalles mantiene la obra que estás presentando? ¿Cuáles son las principales características?
—Estoy presentando La fuerza, mi segundo disco. Eso empezó cuando sentí que tenía unas canciones que merecían ser tratadas. Que el sentir de algunas letras estaba tomando color. Canciones como La fórmula o Luke, por ejemplo. Con ellas empecé de nuevo con ese cosquilleo por grabar. A diferencia del disco anterior (La música se comparte, de 2018) el modus operandi acá fue trabajar cada canción con un orientador musical, un productor. Así fue que participaron Pat Álvarez y Christian Pérez Lencina en dos canciones. En otras dos trabajamos con Chango García y Misa Hilal. Todo tocado acá, música del conurbano. Ese material, muchas veces avanzado, se enviaba a Rodrigo Crespo (a EE.UU. vía WeTransfers o Dropbox), quien a distancia fue el productor general del sonido de La fuerza. Hoy, el compositor está obligado a gestionar eso también. Hay una distancia enorme entre el momento de componer la canción y el de compartirla.
—¿Cuáles son tus búsquedas?
—¿Será que en la música siempre hay un mensaje? Me lo pregunto y afirmo. La búsqueda está dada por transmitir y por emocionar.
—¿Qué mensajes mantiene este disco?
—Los mensajes están en el disco. En las letras, en la búsqueda. A mí me llena escuchar Lennon, o el gol del Turco, o mostrar devoción por Star wars. Son mis héroes, es mi data. O usar una grilla de Clarín para decir cosas. Necesito expresarme con el arte, y en este contexto las canciones dieron otro enfoque y me demostraron que cuando algo merece nacer, hay que seguir ciegamente adelante. Hay un llamado a lo que te moviliza, a lo que verdaderamente te hace mover.
—¿Cuál es tu visión de la escena actual?
—La música argentina es riquísima, un gran manantial, sin dudas. Supongo que pertenezco a una “escena rock”, gustadores de la canción, underground. Me siento cómodo ahí. Intuyo que esta situación de pandemia nos empareja, en el sentido que cada cual puede armar su caminito musical. Incluso sin shows, el público es la web. ¡Creo que la fórmula del éxito está en seguir compartiendo! Pero no sé muy bien cómo está la ensalada hoy. ¿O la escena la domina el trap? ¿El freestyle? ¿O será que ya estoy un poco viejo para hablar de escenas?
—¿Cómo adherís a las luchas y conquistas de género?
—Siempre del lado sensible en la lucha por la obtención de derechos, de género y de todo tipo. Aprendiendo, todos los días. Hace veinticinco años participábamos en marchas a favor del aborto o el matrimonio igualitario y hoy esos derechos se consiguieron. Me siento parte y testigo de un cambio generacional que por fin, a paso firme, irá tomando otro color.