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Martín Epeloa: “La ciudad de La Plata fue creada por masones”

El investigador platense, autor de La escuadra y el compás entre diagonales, conversó con diario Hoy acerca de los orígenes masónicos de la capital bonaerense.

Es integrante de la masonería local y uno de los mayores estudiosos sobre los orígenes históricos de nuestra ciudad, investigación que plasmó en La escuadra y el compás entre diagonales, uno de los trabajos más completos sobre el tema a nivel local. En diálogo con ­diario Hoy, Martín Epeloa contó hallazgos y curiosidades sobre la fundación de la ciudad de La Plata.

—¿De qué manera la ciudad fue ­concebida conforme con los
postulados masónicos?
—La ciudad fue creada por masones. El resultado de la ciudad modelo, a su vez, trasluce en su plano y hace visible para los iniciados el gran símbolo de la masonería: la escuadra y el compás. Así también puede identificarse, observando el plano, que la disposición de los espacios verdes emulan la de una logia masónica en sus proporciones, sitios y ornamentos.

—¿Sobre qué conceptos se construyó nuestra ciudad?
—Hay dos aspectos fundamentales por los cuales se impuso el proyecto del equipo técnico de Pedro Benoit: el de una ciudad basada en la concepción higienista, pues la mayoría de los participantes eran porteños y vivieron la epidemia de fiebre amarilla de 1871 y comprobaron sus efectos en ciudades con escasos servicios; y el segundo, la evidente confianza de Rocha en las capacidades de Benoit como genio ­creador e ingeniero probo y pensador.

—¿Cuál se puede considerar la etapa dorada de la masonería en La Plata?
—A partir de la fundación misma de la ciudad, extendiéndose por las siguientes dos décadas, de la mano de los inmigrantes italianos. Diez días después de colocada la piedra fundamental en Plaza Moreno, nacía la primera logia local, Luz y Verdad N° 79, el 29 de noviembre de 1882, conformada por mayoría de italianos que participaron del proyecto constructivo de La Plata.

—¿Cómo ha sido la relación de la masonería con los ciudadanos del común?
—La primera masonería platense fue el motor de la ciudad para su crecimiento a través de las sociedades de socorros mutuos, que acompañaron a la población local a integrarse. Fueron tantas las logias creadas a partir de 1882 como las asociaciones mutuales fundadas por los mismos inmigrantes que conformaban las logias. Estas sociedades civiles dieron cobijo a quienes llegaban a esta tierra sin conocer el idioma. Acompañaron el proceso de alfabetización de la población, brindaron herramientas a la población femenina con cursos y capacitaciones, crearon órganos de difusión de sus ideas y dieron resguardo a las colectividades extranjeras.

Los enemigos

—¿Tuvo enemigos la masonería local?
—Tuvo sus enemigos. Al mismo tiempo que se promueve la universalidad de pensamiento a través de la masonería, se generaron también las condiciones para una separación clara de Estado y religión. En lo político y social, no fue casualidad que la ciudad se fundara y creciera al mismo tiempo que la Ley 1.420. Puedo afirmar que tuvo como su principal adversario en La Plata al absolutismo y extremismo religioso. El francés Hipólito Girgois, siendo venerable maestro (presidente) de la logia Luz y Verdad, lo expresó en su semanario El Teósofo en 1887, denunciando desde sus páginas a los fanáticos religiosos que irrumpieron en la sede de la logia (en las calles 47 y 5), la destrozaron, rompieron sus ornamentos y dejaron el lugar inutilizado.

—¿Cuáles dirías que son los hallazgos más significativos que mostrás en La escuadra y el compás entre ­diagonales?
—En el libro intenté mostrar dos aspectos para mí importantes en la identidad de la ciudad. Primero, la cantidad de obreros inmigrantes que llegaron para construir la ciudad y que no han tenido renombre en la historia de La Plata. También la clase política local y provincial, sobre todo. Pero siempre tuve como norte dar a conocer a los platenses que fueron los ignotos constructores de la ciudad. Y el segundo aspecto es la creación de las sociedades de socorros mutuos, ya que sin ellas la masonería no hubiese tenido la potencia para el desarrollo de un proyecto integral de ciudad.

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