entrevista
Mercedes Morán y Érica Rivas estrenan Elena sabe
La dupla protagoniza la película inspirada en la novela de Claudia Piñeiro que habla de una mujer que intenta, como puede, conocer detalles sobre la muerte de su hija.
Tras su paso por el 38 Festival Internacional de Cine de Mar del Plata, llega a los cines Elena sabe, de Anahí Berneri, con Mercedes Morán y Érica Rivas en sus roles protagónicos. Con ellas hablamos para saber detalles de la reflexiva y potente propuesta.
Elena sabe es soberbia. Apoyada en una interpretación única de Morán, sirve como ejemplo de ningún ejemplo, entendiendo aquello de que no hay manuales que enseñen nada sobre cómo encarar la vida de un hijo, y que, en el caso de la protagonista, Elena, responde más a aquello que le habían dicho que tenía que ser y no lo que realmente sintió desde el primer momento que conectó su mirada con Rita (Rivas/Miranda de la Serna), su hija.
La primera escena es descomunal. Elena, como puede, se traslada por la ciudad, una ciudad que no está preparada para su enfermedad, un párkinson rígido, que le exige no solo la ingesta eterna de medicamentos, sino que, principalmente, sortear obstáculos que en su cuerpo en proceso de decadencia requieren de mucho más esfuerzo (pasar por un molinete, subirse a un transporte público, caminar en medio de una manifestación).
—¿Cómo fue preparar cada uno los personajes?
—Mercedes Morán: Cuando me convocaron para la película había leído la novela sin imaginarme que alguna vez podía convertirse en una película, más allá de que todas las novelas de Claudia son muy cinematográficas. Pero con esta no lo llegué a pensar y cuando me convocó Vanessa Ragone, la productora, para hacerla, con dirección de Anahí, con quien yo tenía muchas ganas de trabajar desde hacía mucho tiempo, y que además me pareció superadecuada para esta historia, y con Érica en el elenco, fue de esas propuestas que decís, sí. Y buscamos que la agenda deje el lugar para poder llevarla a cabo, así que bueno, después fue comenzar con ese personaje de Elena. Que es un personaje que cualquiera actriz quisiera hacer, porque a pesar de ser doloroso, emocional y físicamente, es un salto al vacío de esos que a mí me encanta hacer. La película nos interpela como mujeres, como madres, como hijas, por esta disfuncionalidad, que más allá de la enfermedad, o antes de la enfermedad, todas conocemos.
—Érica Rivas: En mi caso, lo mismo. Muy alucinante pensar también en cómo es esta relación entre madre e hija que, como dice Mercedes, está como fatalmente predestinada desde el principio y la enfermedad es una parte del juego entre ellas, que lo hace más terrible todo. Pero si me parecía también muy interesante de pensar cómo es que es una mujer que está como intervenida por esa madre, en algunos casos lapidaria, que hace que no pueda crecer, que tenga esa cosa como aniñada, esa cosa de no poder existir, de no poder ser libre, de no poder expandirse, como mujer, como persona, esos vínculos que hacen que una no pueda volar, ni del nido. Entonces me parecía interesante, además desde la mirada de Anahí, que es una directora que bueno, a mí me interesa muchísimo, me interesó siempre desde su primera película. Para mí es una directora que admiro profundamente, la admiro en el set, la admiro afuera del set, me encanta lo que piensa, lo que elige para contar, cómo lo cuenta. Me encantó como fue la adaptación de la novela y bueno, eso, como esa mirada que quiere contar de esta manera.
—La película habla de la maternidad, de los vínculos, pero también habla de la maternidad deseada, la maternidad no deseada, ¿es algo también que las interpelaba como para poder contarlo en la pantalla?
—MM: Sí, de las decisiones que una toma con su cuerpo también. De las decisiones que la vida toma con tu cuerpo y las decisiones que vos tomás sobre tu cuerpo, de cómo poder olvidarte de tu cuerpo, de cómo poder no querer seguir con ese cuerpo, de cómo crear y seguir a pesar de ese cuerpo y de ese dolor, de la elección de poder gestar una vida o no, o de no querer hacerlo y el sufrimiento que acarrea el no poder elegir libremente cada una de esas cosas por supuesto. Éramos muchas las mujeres que estábamos haciendo esta película, la autora, directora, productora, actrices, nosotras nuestras hijas. Entonces este tema que estaba ahí flotando y del que más allá de lo que necesitábamos hablar o entender para poder llevar a cabo la película, digo, nos interpelaba a nosotras como mujeres.
—¿Cómo fue trabar con sus hijas en la película?
—ER: Siempre estamos conectadas, no filmando juntas, pero siempre estamos jugando a actuar. Y cuando aparece la posibilidad de actuar en una película, siempre, por lo menos para mí, es un regalo. En este caso no me tocó compartir escenas con ella, pero sí pensar juntas, y eso también me dio la opción de poder pensarme con ella como actriz. Cómo es que preparo los personajes y cómo los prepara ella y bueno fue muy divertido, la verdad que muy lindo de hacer y de acompañar porque también para mí es eso la maternidad, es acompañar amorosamente. Y por eso pienso que muchas veces que maternar no es solamente de una madre a una hija, o a un hijo, sino que es todo, es cuidar, es acompañar, es darle tiempo, darle tu cuerpo, a otra persona y eso sí que me parece que es parte de la militancia también feminista.