Entrevista Exclusiva

“Nuestro gran trabajo de arte tiene que ver con las experiencias personales en ejecución”

En una charla íntima con este multimedio, el artista y compositor inglés Mark Slater se expresó sobre las actividades sonoras aplicadas al séptimo arte.

Desde su temprana infancia, Mark ­Slater supo que quería dedicarse a la música unida a su otra pasión: el cine. Así comenzó a trabajar en composiciones para producciones audiovisuales y forjó una carrera que lo sacó de su Inglaterra natal para residir en Estados Unidos y afincarse en Tokio, Japón.

En la actualidad es considerado uno de los mejores referentes en su área, realiza creaciones para figuras de primera línea y está inmerso en la obra conceptual Temas unidos junto a otros referentes internacionales.

Durante un diálogo con este multimedio, el artista explicitó las adyacencias de las ­propuestas y reflexionó sobre los tiempos imperantes.

—¿En qué proyectos estás inmerso en la actualidad?

—En estos momentos estoy trabajando en varios proyectos de realidad virtual. Además, estoy produciendo una serie sobre la idiosincrasia de Japón que será para Facebook.

—¿Qué sensaciones te merece este estadio inusual?

—En estos tiempos, muchos están luchando para sobrevivir, otros han perdido su trabajo y hasta sus hogares. Asimismo, los negocios tuvieron que cerrarse. Sin embargo, se podría haber prevenido gran parte de este caos si nosotros, como especie, tuviéramos una inteligencia superior para vivir dignamente, sobrevivir al poder y al individualismo. Durante las crisis, la gente se aferra a la vida, a la cordura entonces la creación del arte puede ser un lujo, sobre todo para aquellos que no han sido afectados. Además, el acceso a la música es un descargo emocional en tiempos trágicos o de estrés, es una circunstancia interesante que un artista tenga que salir de su camino para crear. Por ejemplo, hubo muchos ejemplos de obras que fueron encargadas especialmente para recordar una tragedia o una victoria. En mi opinión, nuestro gran trabajo de arte tiene que ver con las experiencias personales en ejecución, la interpretación de una audiencia, expresar una imagen o un sentimiento. Por ende, creo que cualquier tema relacionado con la pandemia sería menos significativo que los trabajos personales que reflejan sentimientos de aislamiento, amor, estoicismo o algo que te distraiga.

—¿De qué manera intentan sobrevivir en relación a la carrera y también para permanecer en boga?

—Sobrevivir del arte para todos, pero para pocos requiere tener más de un trabajo. El trabajo que tengo en este momento es la docencia, tengo estudiantes de música en una escuela internacional de música en Tokio, también enseño inglés en una escuela privada. Se puede estar en boga en el arte, por supuesto, puedes siempre buscarla y, hasta un cierto punto, predecir lo que la gente quiera o necesite, pero predecir las cosas que la gente quiere o necesita, crear para el gusto del público en un momento dado, es un ­objetivo que destruye el alma de cualquier ­persona creativa. El arte popular es sobre la juventud, simplemente porque cuando llegas a un momento maduro en tus cuarenta o ­cincuenta, te das cuenta que casi todo ya se ha realizado antes, y te puedes entusiasmar cuando es algo innovador para uno mismo. Es subjetivo y de sabios, algo que la juventud carece.

—¿Qué podés contarnos sobre el camino recorrido, la trayectoria realizada?

—De joven, estaba muy impresionado de la música clásica, y el arte en la creación de teatro, televisión, cine y algunas publicidades. Además, quería escribir sinfonías orquestales y grabar con músicos de verdad. Por otra parte, me encantaba el cine y como la música o el sonido crea una atmósfera.
De esta manera, componer música parecía el camino correcto para lograr mi sueño, que combina las ramas que me gustaban.
Después de realizar ese camino en serio, por casi 10 años, me llamaron para trabajar en dos proyectos con la Orquesta Sinfónica de Londres. Fue un golpe de suerte, pero estaba preparado para la oportunidad. Hasta entonces, había compuesto y orquestado música para que sincronice con varias películas, animaciones, documentales y aventura-acción, formatos full-dome y realidad virtual. Esto me llevó a realizar otro sueño, irme de Inglaterra y vivir en otro país que en principio fue Los Ángeles, California y ahora Tokio, Japón.

—¿Cómo te adherís a la lucha cotidiana en las batallas de género?

—Militando para que las mujeres puedan tener una educación escolar completa, es fundamental para mejorar la sociedad y ­ayudar con las condiciones económicas en naciones en desarrollo. Mujeres con ­educación tienen pocos hijos, y juntos con la provisión de pequeños préstamos, las hacen un progreso significativo en sus comunidades. Ahora que vivo en Japón, viví mucho en Inglaterra, luego USA: puedo observar que las condiciones no son equitativas entre culturas y son dependientes a su lugar geográfico. Japón tiene la mayor cantidad de conductoras para locomotoras y mecánicas que jamás he visto. El condicionamiento social en la dinámica de grupo también es muy alto en Japón. En otras partes del mundo, podríamos optar más en incentivar más mujeres en realizar deportes, encarando una mejor reputación en el campo que requiera trabajo en equipo.
La vanidad es la mayor trampa para las chicas jóvenes de gran visibilidad. El tiempo que se le dedica al cabello, ropa y maquillaje, son una validación personal y ruta para conseguir influencia y poder. Sin embargo, crea una barrera negativa de expectativas y sospechas hacia la mujer en el ámbito del trabajo. En espacios que ocupaba el varón, han habido muchos avances de parte de la mujer ocuparlas.

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