Entrevista Exclusiva

Peteco Carabajal: “Vivimos intensamente”

En diálogo con este multimedio, el músico reflexionó sobre el proyecto emprendido junto a su familia y una gira nacional que lo lleva a recorrer nuestra tierra.

Bajo la identidad Riendas Libres, Peteco Carabajal, emblema de nuestra música popular, gestó un proyecto junto a sus retoños y colegas Martina Ullrich y Homero Carabajal para así recorrer con su arte todo el país en una gira titulada Volver al ritual: la gira de los 100 pueblos, que llega a los lugares más recónditos.

Con sus composiciones y prosas, los cancioneros y la banda clásica que los acompaña, este trío alegra esta apertura paulatina de las actividades abocadas a la cultura y el espectáculo en general.

De esta manera, el cantante y multiinstrumentista, que ha cosechado más de 30 discos e innumerables participaciones, y es dueño de una impronta innovadora, capitanea este barco familiar para seguir en movimiento con lo que mejor sabe hacer: darle belleza al mundo con su arte. Asimismo, está inmerso en otras actividades abocadas a la pintura, la escritura y una serie de producciones en relación a la tierra, la cultura y la clara genealogía que lo une a su Santiago natal.

Durante una entrevista íntima con este multimedio, el compositor se explayó sobre las riquezas del camino andado. Además, reveló los sentimientos que alberga en este momento en que retomó su trabajo junto a sus hijos y dio a conocer los nuevos emprendimientos que lo tienen ocupado siempre en relación a la historia familiar.

Peteco ha conjugado, desde siempre, espiritualmente la música instrumental folklórica de percusión argentina, arribando al proyecto Chacarera Proyección y desde allí nunca paró. Su repertorio fue interpretado por una infinidad de artistas populares tales como Mercedes Sosa, Jacinto Piedra, Los Chalchaleros, Los Fronterizos, Los Cantores de Quilla Huasi, Soledad y Teresa Parodi, entre otros.

—La pandemia obligó a cancelar las actividades artísticas en general, se bajaron los telones y fueron los últimos en regresar con esta apertura paulatina. ¿Cómo vivís la vuelta al ruedo sobre los escenarios?
—Todo en estos tiempos ha sido muy especial. Cada ausencia o cada encuentro que teníamos entre nosotros era genial. Pudimos hacer un streaming en agosto o septiembre, fue la primera vez que nos encontramos desde marzo y lo vivimos intensamente. Ahora también lo vivimos como una jugada buena que se presenta y que hemos sabido aprovechar anticipando un movimiento que se va a generar. Con Volver al ritual: la gira de los 100 pueblos, sentimos que se movilizó el panorama folclórico, sobre todo lo más cercano a la familia. Encontramos el sentido en cada lugar al que vamos. La vuelta al escenario es muy importante porque estamos hace un año parados y la verdad es que la pasamos mal en ese sentido por no poder ejercer el trabajo. Después, en otras cosas, el parate vino bien para lograr encontrarnos con nosotros mismos, de un modo más íntimo si se quiere, aristas que al menos a mí me han hecho bien. La vuelta definitivamente nos hizo muy bien porque, como dije, nunca estuvimos tanto tiempo sin trabajar, sin cantar.

—A través de tu larga trayectoria, lograste recorrer todo el país, pero también atravesaste fronteras. ¿De qué manera es recepcionado tu arte en otros lugares del universo?
—En estos momentos nos están recibiendo casi como héroes en cada lugar al que vamos. Sucede que visitamos ciudades a las que en tiempos normales los artistas llegaban muy poco. Entonces en este momento eso se dimensiona y nos brindan también el amor incondicional. La gente que va a vernos es porque realmente así lo desea, conoce y sabe cómo somos. Es un encuentro muy intenso, de mucha entrega de ambas partes. Las veces que hemos tenido la chance de salir del país se han logrado cosas lindas porque hay un público que se divide en argentinos que viven afuera o extranjeros que gozan con nuestra música. Son personas ávidas de conocimiento sobre la cultura de Latinoamérica. Nos presentamos con la banda nuestra y nos reciben muy bien. Mi música entró y está vigente.

—Poco a poco pudieron ir abriéndose los espectáculos, fundaste esta propuesta musical con tus hijos y ahora están con varios shows en su haber. ¿En qué otras aristas estás ocupado?
—Tengo una forma muy particular de llevar las cosas adelante porque no tengo oficina, ni siquiera uso una computadora. Está todo en mi cabeza y eso se va corporizando de alguna manera, con el tiempo. Así me conduje siempre y tengo como proyecto importante una idea que tiene que ver con un vivero temático con la cultura que indefectiblemente va conmigo. Eso lo haré en mi casa, desde Moreno, y ojalá pueda ampliarlo, llevarlo a Santiago del Estero. Está relacionado con la naturaleza y la identidad, de la forma de ser, entre otros. También estoy escribiendo una novela que está cerca de un final y está basada en la historia de mi familia. Se llama Cien años de chacarera en una alusión a la obra Cien años de soledad, de Gabriel García Márquez. Tiene referencia al lugar donde vivieron los Carabajal, es un territorio mágico, es un mundo de seis manzanas, o de hecho, es fantástico. Esta propuesta tengo en mente, además de la pintura; hice una producción en este tiempo de cuarentena.

—Además del oficio artístico, ¿qué batallas o conquistas tenés en tu universo cotidiano e íntimo? ¿Cómo es el día a día?
—Las que son simples en cuanto a la acción: ser un buen vecino, tener un comportamiento normal con lo que me rodea, en cualquier ámbito, como mi casa o donde se desarrolla mi quehacer, mi trabajo. Siempre tener buenas relaciones con los otros. Hay que saber aceptar las cosas que no son como a mí me gustarían que fueran.

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