entrevista

Teresa Latorre cuenta detalles de No se lo digas a nadie

Una conversación a través de WhatsApp fue la clave para develar uno de los crímenes más impactantes de la crónica policial española.

No se lo digas a nadie, de Atresplayer Premium, la plataforma de video de Atresmedia Internacional, es un true crime que ahonda en el asesinato de una familia brasileña en Pioz, un pequeño pueblo de Guadalajara (España) en 2016. Compuesta por cinco entregas, la docuserie ­profundiza en un caso poliédrico que enfrentó a los investigadores a un reto sin precedentes: el primer crimen compartido por WhatsApp. Por acá, en exclusiva, su productora, Teresa Latorre, reveló detalles de la serie.

—¿Por qué creés que se está dando un fenómeno particularmente en España también con la producción de contenidos que tienen que ver con casos que fueron de resonancia en algún momento?

—Bueno, yo creo que el true crime siempre, el audiovisual, siempre ha tenido cierta tendencia a él de diferentes maneras. Lo cierto es que yo creo que hace un tiempo, por lo menos en España, en que la parte de ver los crímenes reales en televisión, estaba como un poco saturada, ¿no? Porque tuvimos un tiempo de mucha saturación y luego, bueno, pues esto se pasa en la televisión, que son como oleadas en modas o temporadas y desde hacía tiempo no encontraba de nuevo su sitio en las parrillas. Y yo creo que lo que ha ocurrido es que el streaming, las posibilidades narrativas de las series documentales, también las presupuestarias en ese sentido, han permitido todo tipo de narración y una recuperación del género.

Hay que encontrar un nuevo público, un público más joven, más también, al que también le gusta otro modelo de narración. Y bueno, creo que se junta al interés clásico e histórico del periodismo y de la literatura y de cualquiera de las artes que explican y narran la vida por la crónica negra, ahora el streaming lo que hay que hacer es encontrar una renovación a las formas narrativas y darle otra oportunidad. Creo que al final es algo que era previsible, que volviera a encontrar el crimen, los casos reales, las historias reales, volvieran a encontrar un camino dentro de lo audiovisual. Era una cuestión de tiempo.

—¿Cuánto tiempo lleva, por ejemplo como en este caso de esta docuserie, la investigación?

—Unos cuatro meses o cinco la investigación, y luego el resto ya es grabación y edición.

—¿Cómo es encontrar la narrativa sobre todo en estos tiempos en los que hay tanta oferta?

—Yo creo que esa es la parte más complicada y más bonita también, porque las historias... Yo siempre decía que esta historia es muy poliédrica, la que hemos elegido, al final tiene cinco pelis en una, para reproducirlo de alguna manera hay como cinco historias en una misma historia. Porque no es solamente la cuestión criminal que existe y que se usa en un true crime, no elegimos los crímenes por lo morboso que son o por lo sangrientos que son, sino porque cuentan historias, más allá del acto criminal, en concreto, nos enseñan algo sobre nosotros, sobre la sociedad en la que vivimos o nos plantean retos, como espectadores y como ciudadanos, entonces. Luego está la construcción, cuando te enfrentas a la construcción, todo eso que al ser episódico, de alguna manera tienes que hacer que el espectador mantenga el interés por la historia a lo largo de los cinco capítulos, y creo que de alguna manera es más complejo.

—O sea, no solo dentro de cada ­capítulo, sino además para que se quede con el cliffhanger para el siguiente episodio...

—Por lo menos que mantenga el interés. Estamos en un momento en el que la gente tiene muchísima capacidad y posibilidad de selección, entonces es muy importante intentar que después del episodio se vaya a cenar o se vaya con los amigos o se vaya a dormir y vuelva a ti.

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