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Buscan aumentar la población del urogallo cantábrico

Especialistas intentan que suba la cantidad de ejemplares. El ave es una de las más amenazadas de la península ibérica, superando apenas los 200 individuos.

El urogallo cantábrico está pasando por una situación límite. Según los últimos estudios, es una especie catalogada en peligro crítico de extinción. Es por esto que se están haciendo importantes esfuerzos para que esta ave pueda aumentar su población. Los últimos avances, en el centro de cría ubicado en León, dan cuenta de que se está cerca de lograr el objetivo de conseguir crías en cautiverio. La especie, que habita los bosques del noroeste peninsular, apenas supera los 200 ejemplares, estando el 80% de ellos justamente en León. Tal es la complicación actual de la especie que desde 1970 se produjo un descenso del 83%.

Una de las principales complicaciones que está teniendo la especie, explican los expertos, es que hay un evidente desequilibrio entre machos y hembras, ya que hay muchos más de los primeros. Esto, lógicamente, complica el proceso de reproducción en el hábitat ­natural. “Se están dando pasos para lograr el objetivo, pero hay que mantener la máxima cautela y persistir en el esfuerzo que se está haciendo en investigación aplicada para la reproducción del urogallo, que entendemos que es lo prioritario”, explicó David Cubero, jefe del Servicio de Espacios Naturales, Flora y Fauna de la Junta de Castilla y León. A la hora de mencionar alguna de las causas de este grave contexto, se encuentran la deforestación y el cambio climático.

Desde 2018 el equipo a cargo trabajó en torno a los protocolos sanitarios, de manejo y reproductivos, haciendo especial hincapié en la reproducción y todo lo relativo a la inseminación e incubación artificial. Todo esto se hizo con ejemplares que vinieron del centro del Viejo Continente. Gracias a esto, se dieron las primeras puestas silvestres, donde se obtuvieron 12 huevos, de los cuales 10 salieron adelante. Sobre el actual presente de las tareas que lleva a cabo, Cubero mencionó: “En el centro de cría finalizamos la incubación y después se trabajó con esos ejemplares para que, tanto a nivel de alimentación como sanitario, supe­ren con éxito los primeros tres meses de vida, y de momento el éxito es ese, haber logrado en el primer año de trabajo una supervivencia de los pollos de prácticamente el 90%”.

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