Cambio de hábitos e incertidumbre en escuelas por falta de gas y un paro que no fue

En algunos establecimientos decidieron hacer “frazadazos”, mientras que en otros, como en 7 y 32, los chicos tuvieron que cursar con dos camperas y hasta tres buzos. Además, muchos llegaron tarde por la incertidumbre que generó el reclamo de los colectiveros.

No fue una mañana más en la región. El anteúltimo martes del otoño llegó otra vez con mucho frío y la advertencia que había emitido Defensa Civil se cumplió: menos de cero grados de sensación térmica entre las 6 y las 9 de la mañana en la periferia de la capital provincial y temperaturas que nunca superaron los cuatro grados en el centro de La Plata.

A esta situación se le agregó la incertidumbre generada por el desenlace que tuvo el conflicto entre los referentes de la UTA (el gremio que nuclea a los choferes del trasporte público), la Secretaría de Trasporte y los referentes de las empresas que tienen concesionado el servicio por un reclamo de recomposición salarial.

En tal sentido, muchas personas aprovecharon las dos cosas para evitar mandar a los chicos a las escuelas, mientras que otros optaron por esperar hasta último momento y fueron llegando incluso cerca de las 9 de la mañana a los establecimientos, aun cuando el horario oficial de ingreso es a las 8 como ocurre en la escuela primaria N°102, de 7 y 32.

Hace más de quince días el Ministerio de Trabajo había dictado una conciliación obligatoria cuyo plazo vencía el lunes a la noche. En efecto, la UTA informó el paro, es decir la aplicación de la medida de fuerza, ya que el lunes a esa hora no se había llegado a un punto de entendimiento.

Por este motivo, muchas familias se fueron a dormir con la noticia de que no habría colectivos, el martes, para trasladarse hasta las escuelas, una medida que dio marcha atrás después de las 23, cuando se obligó a las empresas a dar el brazo a torcer y pagar lo que estaban reclamando los choferes.

Tal fue la confusión en la ciudad que hasta las divisiones inferiores de Gimnasia suspendieron los entrenamientos en Estancia Chica, debido a la falta de certezas sobre el traslado del que podrían disponer los jugadores que están, por ejemplo, hospedados en la pensión de calle 4, entre 51 y 53.

La incertidumbre se trasladó también a los distintos barrios de la región, en donde se registró un alto porcentaje de faltas en las escuelas, un poco por el temor a no llegar a tiempo a clases y otro poco por la situación de las aulas ante la falta de gas en lo que ya se venía anunciando como otra jornada helada.

En 7 y 32, por ejemplo, varias personas tuvieron que cambiar los hábitos para mandar a los chicos a cursar, ya que en muchos casos lo hicieron con tres buzos y dos camperas para atenuar las bajas temperaturas que se notaron en la ciudad.

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