Controlar la sal y modificar hábitos alimenticios para vivir más y mejor

La esperanza de vida que se puede agregar quitando la sal que se usa en la mesa equivale a casi dos años más en las mujeres y casi tres en los hombres.

El salero en la mesa, un hábito tan pequeño pero muy dañino, sigue generando contradicciones a medida que avanzan la ciencia y los estudios, que van demostrando que el riesgo de sufrir una muerte prematura por cualquier causa es cada vez más grande.

Esta vez fue la Sociedad Europea de Cardiología la que realizó un trabajo con más de 500.000 participantes, todos de Gran Bretaña. En el estudio, cada participante debía completar un cuestionario diverso sobre el consumo de sus comidas, con hincapié en sus hábitos vinculados al consumo de sal. No se tuvieron en cuenta la que se utiliza para cocinar ni la que viene incorporada en los productos ultraprocesados, solo el uso que se hace del salero una vez que el plato ya está en la mesa.

En promedio, se siguió a los participantes durante nueve años, en los cuales ocurrieron 18.474 muertes prematuras (las que suceden antes de los 75 años de edad). Los que agregaban sal a las comidas tuvieron un 28% de mayor riesgo de muerte prematura en comparación a los que no la agregaban.

Teniendo en cuenta los resultados del estudio, y sumando el conocimiento de que en la población general 3 de cada 100 personas entre los 40 y los 69 años mueren de forma prematura, agregar sal en los alimentos en la mesa significaría la muerte prematura de una persona cada 100.

“Nuestros hallazgos indican que una mayor frecuencia de agregado de sal a los alimentos se asocia con un mayor riesgo de mortalidad prematura por todas las causas y una menor esperanza de vida”, sintetiza el trabajo en sus conclusiones.

“En la dieta occidental, agregar sal en la mesa representa del 6 al 20% de la ingesta total de sal”, explicó Lu Qi, profesor de la Escuela de Salud Pública y Medicina Tropical de la Universidad de Tulane (Estados Unidos) y principal investigador de este trabajo.

Entre las posibles consecuencias, el consumo de sodio aumenta el riesgo de enfermedades como el cáncer, la presión arterial alta y los accidentes cerebrovasculares (ACV).

Cómo contraatacar y ser más saludable

El estudio halló que los riesgos se reducen en las personas que consumen mayor cantidad de frutas y verduras, aunque estos resultados no fueron significantes, ya que lo esperaban. “Este hallazgo no nos sorprendió, ya que las frutas y verduras son fuentes importantes de potasio, que tiene efectos protectores y está asociado con un menor riesgo de muerte prematura”, dijo el profesor Qi, quien también se refirió al estudio como la primera investigación que relaciona el agregado de sal a las comidas con la muerte prematura. “Brinda evidencia novedosa para respaldar las recomendaciones de modificar hábitos alimentarios para mejorar la salud”.

“Incluso una reducción modesta en el consumo de sodio, agregando menos o nada de sal en las comidas en la mesa, es probable que resulte en beneficios sustanciales para la salud”, profundizó.

Si lo que buscamos es sabor, la sal puede evitarse con otros elementos: especias como el jengibre, la cúrcuma, el curry, el orégano, el comino y la pimienta negra, pero también podemos usar verduras como ajo, cebolla, cebolla de verdeo y puerro.

Tres tips para sustituir la sal

- Hierbas secas: 1/4 de taza de perejil seco, 2 cucharadas de estragón seco, 1 cucharada de orégano seco, 1 cucharada de eneldo seco y 1 cucharada de apio en polvo (para ­espolvorear).

- Mezcla latina: 2 cucharadas de albahaca seca, 1 cucharada de ajo en polvo, 1 cucharada de orégano seco, 2 cucharaditas de tomillo seco y 2 cucharaditas de romero seco triturado (para espolvorear).

- Mezcla peruana: 1 cucharada de comino molido, 1 cucharada de cebolla en polvo, 1 cucharadita de orégano seco, 1 cucharadita de ajo en polvo, 1 cucharadita de pimienta roja molida y 1/2 cucharadita de cilantro molido (para espolvorear).

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