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El asteroide Dimorphos desarrolla la estela de un cometa

El choque de la sonda DART con la roca espacial la frenó ligeramente y expulsó toneladas de escombros.

El encuentro artificial entre la sonda DART y el asteroide Dimorphos acaba de provocar un fenómeno muy particular: como si fuera un cometa, la roca espacial ahora porta una cola de 10.000 kilómetros que ondea en el viento solar.

El 26 de septiembre pasado, el vehículo de 600 kilos de masa se estrelló contra el asteroide de más de 10 millones de ­toneladas. Al colisionar a contramarcha, Dimorphos se frenó ligeramente, lo que se tradujo en un desplazamiento a una órbita más baja y la consiguiente reducción de su período orbital en algo más de un minuto. La cifra exacta está aún por determinarse, mediante observaciones desde telescopios y radar. Sobre ese punto, la NASA proporcionará más datos hoy a través de una rueda de prensa.

Según la mirada de los especialistas, Dimorphos no parece un cuerpo compacto, más bien una montaña de escombros unidos de forma muy laxa por su propia gravedad. Una teoría sugiere que se formó a partir de restos expelidos por su compañero mayor, Didymos. Este tiene forma de trompo, abultado en su ecuador, quizás como resultado de la gran velocidad a la que gira. A lo largo de millones de años pequeños fragmentos pudieron ser expulsados al espacio; algunos entrarían en una inestable órbita a su alrededor y con el tiempo irían colapsando en lo que hoy es Dimorphos.

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