El cambio climático influyó en la vida de dos reptiles hace 250 millones de años
Se trata de dos especies que habitaron la provincia de San Juan y La Rioja. Los científicos analizaron indicadores paleoclimáticos y las variaciones de riqueza y diversidad de la flora y la fauna.
Con el objetivo de comprender mejor la relación entre el clima y la diversidad biológica a fines del Triásico, hace 250 millones de años, un grupo de investigadores del Conicet y de la Universidad de Utah (Estados Unidos) analizó numerosos indicadores paleoclimáticos, las variaciones de riqueza y diversidad de la flora y la fauna.
El estudio, de gran relevancia para la comprensión de los ecosistemas terrestres del Mesozoico, se centró en el registro geológico y paleontológico de la Formación Ischigualasto, cuyas rocas se encuentran expuestas en diversas localidades de La Rioja y San Juan.
“Encontramos que la diversidad y abundancia de ciertos grupos reflejan algún patrón en relación con el clima, una pequeña extinción de arcosaurios de la línea de los cocodrilos y una disminución en la abundancia de rincosaurios”, expresó Adriana Mancuso, investigadora del Conicet en el Instituto Argentino de Nivología, Glaciología y Ciencias Ambientales.
El equipo de trabajo se basó en evidencia sedimentológicas, como mineralogía de arcillas, geoquímica, cálculos de precipitación media anual y temperatura media anual.
Según el estudio, los cambios previamente registrados, (y que pudieron ser considerados asociados a alteraciones climáticas), mostraron una dependencia con las condiciones de preservación y con un sesgo de muestreo probablemente vinculado a las condiciones de exposición de los afloramientos.
“Lo que muestran los datos es que en realidad el muestreo, (cuánto se colectó de material a lo largo de toda la secuencia), y las características que permiten mayor o menor preservación de los restos de animales y plantas fueron factores significativos. Estos dos factores, el de colecta y el de preservación, tienen más fuerza en ese aumento o disminución de diversidad, apariciones y desapariciones de los distintos taxones que los eventos climáticos registrados”, señaló la investigadora.
Y concluyó: “Además del aporte sobre la relación de los eventos bióticos y climáticos en la Formación Ischigualasto, nuestro trabajo aporta una metodología para evaluar la respuesta biótica a los cambios climáticos en asociaciones muy antiguas y destaca dónde deberían concentrarse los esfuerzos de exploración y muestreo”.