medio ambiente

El carbono azul y su rol en la lucha contra el cambio climático

Además de mejorar la calidad del agua, estos ambientes ayudan a proteger a las comunidades costeras frente al aumento del nivel del mar.

Las ciénagas, las praderas marinas y los manglares son algunos de los ecosistemas denominados de “carbono azul”, ya que capturan aproximadamente el 10% de las emisiones anuales de dióxido de carbono del mundo. Si bien representan el 1% de la superficie oceánica, estos entornos son una pieza fundamental en la lucha contra el cambio climático. Además de mejorar la calidad del agua, estos ambientes ayudan a proteger a las comunidades costeras frente al aumento del nivel del mar.

Pese a su importancia para el futuro del planeta, desde la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), advirtieron sobre las actividades humanas que amenazan constantemente a estos sistemas biológicos.

“Los ecosistemas de carbono azul, que se encuentran en los márgenes de las costas del mundo, son viveros y hábitats de numerosas especies marinas y terrestres. Y desempeñan un importante papel ecológico en el ciclo de los nutrientes y el carbono, en la protección de las costas y en el mantenimiento de los medios de subsistencia y el bienestar de las comunidades locales”, sostuvo Ernesto Ottone, subdirector general de Cultura de la entidad.

Por su parte, uno de los investigadores que formó parte del estudio de Unesco, el científico español Carlos Duarte, explicó: “La protección y la restauración de estos ecosistemas presentan una oportunidad única para mitigar el cambio climático. Al conservar los ecosistemas de carbono azul, se pueden proteger las grandes reservas de carbono que se han acumulado durante milenios. A medida que se restauran, pueden recuperar su función como sumideros de carbono”.

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