cultura

El castillo donde se pensó el mundo

La construcción medieval fue considerada, por mucho tiempo, una suerte de Olimpo para la intelectualidad europea del siglo veinte

Cerisy es una población francesa ubicada en las verdes colinas de Normandía. Allí se alza la majestad de un castillo que cuenta con una imponente biblioteca y una bodega irresistible. Esa construcción medieval fue considerada, por mucho tiempo, una suerte de Olimpo para la intelectualidad europea del siglo veinte que encontró allí un lugar para discutir algunos problemas fundamentales de la historia contemporánea y pensar de manera complementaria o antagónica.

En ese lugar, nacieron corrientes teóricas o estéticas, se consagraron autores, se fundaron grupos, se establecieron nuevos paradigmas científicos o se consolidaron amistades. Paul Desjardins, un escritor amigo de Emile Zola y como él, ardiente defensor del capitán Dreyfuss, en 1910 adquirió el lugar e hizo allí un lugar de retiro y organizó coloquios para que participaran las mentes más lúcidas de su época. Allí debatían en los largos atardeceres de verano personalidades como Jean Paul Sartre, André Gide, Louis Aragon, Michel Foucault, André Malraux y Roland Barthes.

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