Cultura
El fin del proceso inquisitorial
Los juicios de Salem se llevaron a cabo en 1692
El proceso inquisitorial culminaba con el auto de fe, una ceremonia pública cuya finalidad era que los reos abjuraran de sus pecados de rodillas, manifestaran su arrepentimiento y aceptaran el cumplimiento de penitencias impuestas conforme a los ritos habituales; de no ocurrir tal cosa, el final era previsible, se los consideraba herejes, se les cubría la cabeza con una tela gris, se les ponía un sambenito, que era una especie de largo escapulario que les llegaba hasta las rodillas, y se los hacía arder en una hoguera, mientras los religiosos entonaban himnos.
La sentencia era ejecutada en un barrio de la ciudad llamado, precisamente, el Quemadero. En la víspera, los emisarios del Santo Oficio recorrían a caballo las calles, precedidos de un alguacil, invitando a la población a asistir a la ceremonia, que era vivida como una gran festividad popular. Según el historiador Henry Kamen, “lo que comenzó como un acto religioso de penitencia acabó siendo una fiesta pública más o menos parecida a las corridas de toros”. La última ejecución por brujería data de 1793 en Prusia.