El lento proceso de vacunación de niños y adolescentes

Hasta el momento se han aplicado 6,7 millones de dosis a los chicos y 5,9 millones a los adolescentes. Un total de 12,6 millones de dosis. En el primer caso faltan dar 6.260.000 de dosis y en el segundo, 2.740.000.

En la Argentina, sin contar a los menores de 3 años, hay unos 6.480.000 chicos de 3 a 11 años y 4.320.000 adolescentes de 12 a 17. Es decir, un total de 10.800.000 menores de 18 años que deberían recibir 21,6 millones de dosis para que todos tengan sus esquemas de vacunación completos.

Hasta el momento se han aplicado 6,7 millones de vacunas a los chicos y 5,9 millones a los adolescentes: un total de 12,6 millones. En el primer caso falta aplicar 6.260.000 y en el segundo, 2.740.000. Es decir que aún deben administrarse nueve millones de vacunas. Hasta el momento se dieron poco más de la mitad de las dosis previstas: el 58,3 %.

Hoy se cumplen cinco meses desde el comienzo de la inoculación a menores y hay un largo trecho por recorrer, porque falta aplicar el 42% de las dosis de Sinopharm y de Pfizer que estaban previstas para estos grupos etarios. Esas nueve millones de vacunas sin administrar explican gran parte el stock total distribuido en las provincias, que hoy es de 19 millones de dosis.

¿Qué sucede con los que faltan?

Este retraso en la campaña de vacunación puede deberse, principalmente, a dos factores. Por un lado, la dificultad que implica poder completar los esquemas de todos los adolescentes, porque tienen una menor percepción del riesgo que significa el virus y muchos se despreocupan.

Por el lado de la población infantil, atribuyen la demora a la potencial desconfianza que puede haber generado en una parte de las familias la forma en que se decidió empezar a aplicar la vacuna de Sinopharm, con la polémica que incluyó a la Sociedad Argentina de Pediatría cuando en una primera instancia exigió ver los indicios de eficacia no publicados.

El resultado se puede ver ahora en el balance temporal, y está a la vista en la cantidad de dosis aplicadas en menores de 11 años hasta ahora. De las 12.960.000 dosis previstas solo fueron administradas el 48 %, mientras que en el caso de los adolescentes, de las 8.640.000 previstas, se aplicó el 68 %.

El objetivo era vacunar a los chicos, no tanto por el riesgo que significa para ellos un eventual contagio de Covid-19, sino por el rol que tienen como potenciales transmisores a gente vulnerable, aspecto que a partir del desembarco de la variante Ómicron, 3,5 veces más transmisible que Delta, podría multiplicarse.

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