El origen del aplauso colectivo

Aunque su forma puede parecer simple, es una de las expresiones sociales más antiguas.

El acto de aplaudir para mostrar aprobación es sorprendentemente antiguo. Se registra en Grecia y Roma, donde los espectadores usaban diferentes tipos de acclamatio para mostrar emociones: golpes de manos, chasquidos de dedos o incluso agitar telas.

En los teatros romanos, existían “aplaudidores profesionales” llamados laudatores, cuyo rol era marcar el ritmo del entusiasmo del público. Con el tiempo, el aplauso se convirtió en una señal universal. En la Edad Media se usaba en ceremonias religiosas y cortes reales, aunque también aparecieron variantes como golpear mesas o bastones. El gesto siempre funcionó como un lenguaje no verbal para mostrar apoyo, alegría o agradecimiento colectivo.

En la cultura contemporánea, el aplauso tiene rituales propios: ovaciones de pie, aplausos sostenidos y hasta silencios respetuosos que implican lo contrario. Aunque su forma puede parecer simple, es una de las expresiones sociales más antiguas y compartidas por distintas civilizaciones.

Noticias Relacionadas