CIENCIA

En zonas urbanas de Argentina, identifican 35 nuevos virus en murciélagos

Investigadoras del laboratorio de Virología Humana del Instituto de Biología Molecular y Celular de Rosario (IBR, Conicet-UNR) publicaron el estudio, que contribuye a la prevención de enfermedades zoonóticas y a la conservación de estos animales silvestres.

Este trabajo de carácter multidisciplinario fue publicado en la revista Microorganisms y contó con la colaboración de científicos del Instituto de Investigaciones de Biodiversidad Argentina (PIDBA, UNT), de integrantes del Programa de Conservación de los Murciélagos de Argentina (Museo Provincial de Ciencias Naturales “Dr. Ángel Gallardo”) y de investigadores del Instituto de microbiología e inmunología de la Universidad de Ljubljana, en Eslovenia.

“Es el primer trabajo de metagenómica que se hace para conocer todos los virus presentes en estas especies”, afirmó Adriana Giri, directora del laboratorio de Virología Humana de IBR. Por su parte, Elisa Bolatti, investigadora del Conicet y primera autora de la publicación destacó: “Las colaboraciones fueron fundamentales, porque el espíritu de nuestro trabajo es conservacionista, queremos recalcar la importancia de los murciélagos en el ecosistema y no estigmatizarlos más”.

Según Adriana Giri, esto ocurre porque “los murciélagos han evolucionado un sistema inmunológico impresionante, que les permite controlar estas infecciones virales sin enfermarse, pudiendo transportar y diseminar los virus”. Luego, “por la invasión del ser humano de las fronteras silvestres se ponen en contacto especies que naturalmente no tendrían interacción”, indicó Bolatti. Y precisó: “Entonces, un murciélago puede estar en contacto con un huésped intermediario, como son los animales domésticos o de cría, y ahí se producen los eventos zoonóticos”. Los murciélagos cumplen un rol ecológico fundamental como polinizadores y controladores de la población de insectos, sin embargo, también actúan como reservorios de virus, muchos de los cuales pueden infectar humanos, como el SARS-CoV-2.

Los dos lugares de la prueba

“Para poder prevenir estos eventos primero tenemos que conocer qué virus llevan los animales que están en contacto con los humanos”, declaró Giri. Por este motivo, para el estudio se eligió hacer los muestreos de poblaciones de murciélagos que habitan dos locaciones urbanas. Una de ellas, de características únicas en Sudamérica, ubicada en el centro de la ciudad de Rosario, en el ático del edificio donde funciona la Facultad de Derecho.Allí habita una colonia migratoria de más de 30.000 individuos que tapizan los techos y paredes del lugar. Son las hembras de la especie Tadarida brasiliensis que van allí a parir y amamantar a sus crías hasta que alcanzan cierta autonomía y luego parten.

El otro sitio está ubicado en una ciudad de la periferia de Rosario, Zavalla. Allí se encuentra el parque Villarino, donde se emplaza la Facultad de Agronomía y un instituto del Conicet. Cuatro especies de murciélagos habitan los árboles del parque y tienen un estilo de vida residente, no migran.

Bolatti explicó que para la recolección de las muestras se colocan grandes redes de niebla entre árbol y árbol y se espera a la noche, luego se baja la red y los murciélagos capturados se ponen en las bolsitas de algodón para la recolección de las heces. “Después se liberan, nunca se daña ningún animal y tratamos de molestarlos lo menos posible”, declara Giri.

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