cultura

La casa de oro de Nerón

Nerón Claudio César Augusto Germánico fue el quinto emperador romano.

Nerón fue el principal acusado de provocar el Gran Incendio de Roma, que arrasó por nueve días con gran parte de la ciudad. También es muy recordado como un feroz perseguidor de los cristianos y su nombre pasó a ser sinónimo de degeneración por sus supuestas aventuras sexuales, extravagancia y excesos. Lo cierto es que Nerón tenía solo 16 años cuando asumió como el quinto emperador de Roma. Después del incendio y al mismo tiempo que reedificaba la ciudad siguiendo un plan colosal, mandó a construir para su propio uso un palacio desmesurado al que dio el nombre de Casa de Oro.

Los triples pórticos de la Casa se extendían en una longitud de un kilómetro y medio. La mayoría de las habitaciones estaban revestidas de oro, perlas y piedras preciosas, y las mismas vigas del techo habían sido recubiertas por planchas de oro. Tenían magníficos vestíbulos y columnatas, biblioteca e innumerables cuartos de baño en los que las pilas eran de plata. De Grecia, se había mandado traer extraordinarias estatuas de mármol y las pinturas más célebres de la época. Los techos de los comedores estaban provistos de unas láminas móviles de marfil y oro que, durante los festines, arrojaban flores y perfumes sobre los invitados.

La Casa de Oro tenía, además, un lago y un parque de caza, con bosques, prados y viñedos de excelencia. Algunos historiadores afirman que, cuando el flamante edificio fue consagrado a los dioses, Nerón —de quien se decía que era arbitrario, petulante y que buscaba la atención constantemente— exclamó con un suspiro de descanso: “¡Por fin voy a poder vivir como un verdadero hombre!”.

Noticias Relacionadas