cultura

La maldición de Tutankamón

El 4 de noviembre de 1922 fue hallada la tumba del faraón egipcio.

El 4 de noviembre de 1922, después de más de una década de intenso trabajo en el Valle de los Reyes, la gran necrópolis de los faraones egipcios, se halló el primer escalón de una tumba desconocida. El motivo que aventó la “maldición del faraón” lo dio la prematura defunción de Lord Carnarvon, el descubridor, junto a Howard Carter, de la tumba de Tutankamón. Cuando, a raiz de una extraña picadura de mosquito, falleció el 6 de abril de 1923, después de tres semanas de una intensa lucha contra la muerte, se oyeron muchas voces que hablaban de un “castigo del sacrilegio”.

No cesaron esas voces en el transcurso del tiempo, alentadas por el consecutivo fallecimiento de personas más o menos vinculados con aquel sensacional hallazgo, el más apasionante y de mayor interés que registró la arqueología en el siglo XX. Fueron desapareciendo el hijo de Lord Westbury, que participó como secretario de Carter en la excavación de la tumba; al año siguiente, su padre se arrojó por la ventana de su viviendo y falleció instantáneamente. Arthur Weigall, el egiptólogo que tantos aportes había realizado con respecto a la ubicación de la tumba de Tutankamón, falleció víctima de una fiebre desconocida. Incluso, falleció Elizabeth Carter, la esposa de Howard, víctima también de una extraña enfermedad. En total, hubo 21 muertes en torno al equipo del arqueólogo inglés.

A ocho años de haber dado con la tumba de Tutankamón y su tesoro, solo quedaba vivo Howard Carter, quien se convirtió en el último sobreviviente de la célebre excavación.

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