cultura

La mujer que hizo de París la capital cultural del siglo XIX

Marie d’Agoult fue amiga de Chopin y amante de Liszt, desafió las convenciones sociales de su época e hizo añicos todos los prejuicios.

Firmaba con el seudónimo de Daniel Stern, pero su verdadero nombre era Marie d’Agoult. Se afirma que su salón estuvo frecuentado por las mentes más lúcidas de la época; mantuvo relaciones íntimas con el célebre compositor Franz Liszt, con quien tuvo dos hijas, Blandine y Cósima. No obstante, se la inscribe en la historia grande de la literatura universal por haber escrito novelas y estudios políticos de innegable maestría: fue una de las primeras mujeres del medio aristocrático que defendió, por su modo de vivir, los derechos de la pasión que su amiga George Sand relataba en sus novelas. Dio lugar a un escándalo sin precedentes que su nobleza de alma y su profunda dignidad se encargaron de acallar muy pronto. A Marie d’Agoult se le debe el reconocimiento como una de las inteligencias que hicieron posible que París fuera la “capital del siglo XIX”.

Hija de Alexander François de Flavigny, un aristócrata francés emigrado a Alemania, y su esposa Elisabeth Bethman, nació en Fráncfort del Meno y se educó en un monasterio francés. En mayo de 1827, cuando se casó con Charles Louis d’Agoult, se convirtió en condesa y tuvo dos hijas, Louise y Claire. No obstante, su vida cambió radicalmente a partir de su divorcio, ocho años después.

En 1833, en casa de Federico Chopin, la condesa conoció a Franz Liszt. Pronto esta amistad se transformó en un irresistible amor. Dejaron París y llegaron a Ginebra el 21 de agosto de 1835, donde, en medio de un formidable escándalo, empezaron a convivir. Allí nacerán sus tres hijos, Blandine, Cosima en 1837, y Daniel en 1839. Liszt regresó a Francia en el otoño de 1836 por sus necesidades como concertista y viajaba frecuentemente dando recitales. Junto con Marie vivieron en Italia de 1837 a 1839, visitando los lugares artísticos más importantes.

En 1840, conoció a Richard Wagner en París, en ese entonces era un desconocido músico que había huido de Riga perseguido por sus deudores. Las relaciones de Liszt con Marie se fueron enfriando, en parte por sus ausencias y en parte debido a sus infidelidades. La pareja terminó de deshacerse en 1844, cuando apareció en la vida del músico la célebre bailarina Lola Montes. Pero la persona que sustituiría a Marie en el corazón de Liszt fue otra, la princesa Carolyne Sayn-Wittgenstein.

Lo cierto es que la pareja tenía estrecha relación con George Sand y Frédéric Chopin. Sand fue la que animó a Marie a escribir. Ella, haciendo caso del consejo, tomó la pluma y decidió publicar con diversos seudónimos, aunque supiera desde el principio que estaba condenada a que el patriarcado literario la sentenciara al olvido. Las primeras de sus narraciones vieron la luz en 1841.

Los lectores de Balzac recuerdan a D’Agoult como una de las protagonistas de Beatrix, una de sus novelas más largas e irregulares. Mes souvenirs, sus memorias, son un documento precioso para el que quiera conocer la arribista sociedad francesa de su tiempo, que es la de Baudelaire, Flaubert o Delacroix, Courbet y Manet. Sobre los influyentes sucesos del 48 se extiende en su apasionante historia.

Conoció a muchos de sus protagonistas y vivió aquellos días que conmovieron el mundo y que estimularon el Manifiesto de Marx y Engels. No estamos leyendo a un profesional de la historia –como Michelet o Mommsen–, sino a una afortunada aficionada, más bien como el Lamartine de la Historia de los Girondinos. Ya en sus primeras páginas, Marie refiere la intransigencia de los comunistas: “Un reducido número de fanáticos que se hacían llamar comunistas-materialistas”, un adelanto de lo que iba a ser el atributo insoslayable de los que más tarde se llamarán marxistas.

En 1989, se vendió un dibujo a lápiz de Marie d’Agoult hecho por Jean-Auguste-Dominique Ingres, en el que está junto a su hija Claire. Mientras el maestro trabajaba, Marie tomaba notas que fueron encontradas por el historiador Charles Dupechez e incluidas en una biografía de Marie, publicada casi un siglo después. La obra data de 1849, y el precio obtenido fue 12 millones de dólares.

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