La ocupación de París

El 14 de junio de 1940 el ejército nazi entró en una París desierta y acongojada. Luego de la conquista, Adolf Hitler visitó la Ciudad Luz; arribó de madrugada y sólo estuvo tres horas. Se tomó una foto icónica en la Torre Eiffel y planeó con construir una ciudad que la supere en belleza y elegancia.

En ese contexto, se afirmó que cuando las mujeres del Servicio Alemán de Ocupación llegaron a París, no se pintaban y llevaban el pelo cortado a “estilo masculino”. Seis meses después, París había hecho su efecto en ellas como en aquella ninotschka bolchevique genialmente retratada por Lubitsch y personificada por Greta Garbo; la frivolidad de que deliberada y descaradamente alardeaban las francesas era, sin dudas, un veneno potente: al cabo de medio año entre las souris gris todo eran rizos, bucles, permanentes y pestañas con rimmel adquiridos en el mercado negro. Hasta que las autoridades de ocupación se creyeron obligadas a intervenir decretando rigurosamente el pelo corto y la cara limpia para las mujeres que cumplieran el servicio militar.