La tradición más linda: se celebra el Día Nacional del Mate

La idea de la fecha es promover el reconocimiento permanente de las costumbres nacionales a partir de esta infusión, que se volvió marca registrada.

En el desayuno, en la merienda, en las plazas, en la playa, en los momentos más felices y en los más tristes, en los vestuarios, los ensayos, en las escuelas y la lista sigue porque el mate, la infusión nacional que es marca registrada de la Argentina, es parte de la vida cotidiana de cada uno de los habitantes de este suelo.

Por eso, por disposición de la Ley 27.117, el 30 de noviembre se celebra el Día Nacional del Mate, en conmemoración del nacimiento de Andrés Guacurarí y Artigas. El objetivo, explica la normativa, es “promover el reconocimiento permanente de nuestras costumbres”.

En contacto con diario Hoy, el escritor Guillermo Defranco, quien cató cientos de tipos de yerba, puso el foco en lo que distingue al mate, su especificidad: “Uno no va a cafetear o a tear; nosotros vamos a matear y tomamos la infusión en un mate, no como los otros que se toman en una taza, que se puede usar para cualquier otra cosa”.

“El hecho de que pase de mano en mano, de alguna manera es pasar algo más, es un contacto mucho más directo, es un vehículo de contención, de apertura social, es un acortador de distancias”, destacó el experto.

El origen del mate, ese gran compañero

Desde el Instituto Nacional de la Yerba Mate (INYM), destacan que los orígenes del mate tienen que ver con el pueblo guaraní, que usaba las hojas de la plata como bebida, pero también como parte de cultos y rituales.

Luego de muchísimos años, a inicios del siglo XX se realizó en Misiones la primera plantación de yerba mate ya que hasta el momento el insumo provenía de la selva, de plantas silvestres.

“La costumbre del mate ha permanecido inalterada desde tiempos remotos y por cinco siglos de historia, arraigándose cada vez más en los usos del sur de Sudamérica y extendiéndose a otros continentes”, destacan desde el organismo.

Los platenses y el mate, un solo corazón

“Sin mate no puedo arrancar. Es mi motor a la mañana: me levanto y pongo la pava, es automático. Es lo más lindo que hay, sobre todo en invierno, un mate calentito te ayuda a afrontar el día”, destacó a este multimedio Federico, un vecino de Parque San Martín.

Así lo entiende también Agustina, maestra de La Plata: “El mate es un gran compañero, yo llevo el termo para todos lados en el auto. Voy a cargar agua y siempre lo tengo a mano, mientras trabajo no lo puedo usar, pero sí en los pequeños descansos”.

“En la facultad vivimos a mate. En la clase, en los tiempos de estudio, en las juntadas. El mate es parte fundamental de la vida de los estudiantes”, señaló Julia, universitaria.

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