Las caídas en adultos mayores, un problema prevenible y con solución
Tres de cada diez personas mayores sufren una caída al menos una vez al año, se trata de episodios prevenibles y con tratamientos modernos para abordarlos.
Las caídas en los adultos mayores suelen ser episodios que complican la calidad de vida y ponen a las personas en una situación de vulnerabilidad que se puede evitar. Los datos del Grupo de Gerontología del Colegio de Kinesiólogos de Buenos Aires muestran que tres de cada diez adultos mayores sufren al menos una caída una vez por año.
Los profesionales señalan que estos son episodios prevenibles o que se pueden reducir en su periodicidad, al tiempo que existen tratamientos específicos que atiendan las secuelas, por ejemplo, a través de ejercicios de equilibrio, flexibilidad y fortalecimiento muscular.
“Además de prevenir y rehabilitar, a través del ejercicio se genera también una mejora en el estado de ánimo, en especial con aquellos pacientes que se encuentran alojados en centros de residencia prolongada”, explicó María Florencia Ratto, kinesióloga especialista en gerontología.
En el caso de esos espacios, como las residencias, se trabaja en brindar a los adultos mayores “elementos que les den autonomía, trabajar sus capacidades remanentes, evitar lesiones indicando elementos de confort y optimizar las oportunidades de salud a fin de mejorar la calidad de vida, lo que conocemos como envejecimiento activo”, aunque solo el 1,3 por ciento de los mayores de 60 años se encuentran en esos sitios.
La profesional recomendó que, una vez que ocurre una caída, hay que buscar inmediatamente los factores que la ocasionaron, porque eso puede ser la primera manifestación de una enfermedad.
“Si bien las causas son multifactoriales, asociadas a circunstancias propias de la persona, como disminución de la visión, efectos de ciertos medicamentos o padecimientos crónicos, también existen causales externas como calzado inadecuado o las características del piso, entre otras”, dijo.
Entre las principales recomendaciones para prevenir caídas se encuentra la práctica de ejercicio físico adecuado a la edad de cada paciente y evaluar aspectos como la necesidad de utilizar auxiliares para la marcha, ya sea un bastón o un andador, o instalar algún apoyo domiciliario, como pasamanos o barandas.
Finalmente, si se produce un temor a volver a caer, se trabaja con ejercicios para la coordinación y equilibrio, al tiempo que “se dan pautas de alarma o indicaciones con elementos de apoyo para la marcha o domiciliarios”.